Bolivia es uno de los países más pobres, atrasados y desorganizados de Latinoamérica, la pobreza restringe el ejercicio de los derechos humanos, afecta de manera distinta a los diferentes grupos sociales, según el género y el origen étnico, asimismo, la pobreza, la inequidad conllevan a una ciudadanía limitada y precaria.
La pobreza rural se relaciona con condiciones que determinan una baja productividad agrícola, falta de infraestructura y acceso a mercados, en el área urbana, la pobreza está relacionada con empleos de baja calidad de vida, reducido nivel de ingresos. La desigualdad de oportunidades en el acceso a bienes no permite construir una ciudadanía social, contrariamente la satisfacción de las necesidades básicas tiene un enorme potencial de productividad individual y social, en la medida en que acrecienta las capacidades de las personas para satisfacer sus propias necesidades y contribuir al crecimiento económico del país.
Todo ser humano tiene derecho a la satisfacción de sus necesidades, ser pobre no sólo significa la incapacidad de satisfacer las necesidades básicas, también supone estar excluido de la oportunidad de desarrollar capacidades para desenvolverse productiva y creativamente en la sociedad, así como estar limitado en la posibilidad de hacer efectivas las propias reivindicaciones. Se indica que siete de cada 10 bolivianos son pobres y tres de aquellos se debatían en condiciones de indigencia.
Se dijo también que, en general, la pobreza retrocedió en América Latina merced a un esquema económico distante del modelo neoliberal, más bien estatista y dotado de un motor para la distribución de excedentes, no obstante de que la brecha desigualdad en la región se mantiene.
La pobreza afecta de manera distinta a las diferentes capas sociales, según el género, el origen étnico, los indígenas originarios campesinos, entre ellos las niñas, niños, jóvenes y las mujeres se ven afectados en su alimentación (desnutrición), los grupos más afectados por la pobreza, la exclusión y la discriminación, son los más vulnerables.
La falta de equidad implica una ciudadanía limitada y precaria, si los derechos formales sufren la imposibilidad de ser derechos, es decir, de materializarse, entonces se convierten en reconocimientos formales, pero vacíos de contenido, no tiene sentido para un pobre reconocerle el derecho de propiedad cuando no la posee, o el derecho al voto cuando el ejercicio del sufragio no le ayuda a cambiar su situación.
Las autoridades de carácter central, departamental y regional deberán planificar y elaborar proyectos socio-comunitarios y productivos, primero tendríamos que atacar como solucionar la situación de la pobreza en el país, pero no ocurre así, en los cargos estratégicos están constituidos algunos personajes inexpertos a títulos de autoridades, simplemente levantan la mano, solamente están calentando las sillas, a este nivel como podemos hablar de un proceso de cambio, con razón algunos opositores se aprovechan de desprestigiar que el cambio es un retroceso, en este sentido no están bien atinadas las leyes por más excelentes que sean.
(*) Profesor
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