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Jueves 29 de diciembre de 2011

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Ecológico Kiswara

Las indelebles huellas de los dinosaurios en el 2011

29 dic 2011

Fuente: Washington (PL).-

Por: Ana Laura Arbesú - Periodista de Prensa Latina

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Desaparecieron hace 65 millones de años y aún en la actualidad se encuentran vestigios de su presencia en el planeta.

Su origen, evolución y forma de vida constituyen grandes incógnitas y cada hallazgo ofrece nuevas evidencias o refuta antiguos postulados.

Se trata de los dinosaurios, los animales gigantes prehistóricos que dominaron los ecosistemas terrestres del Mesosoico durante 160 millones de años, que fueron exterminados por el impacto de meteorito en Chicxulub, Península de Yucatán, México, según las más recientes hipótesis científicas.

Pertenecían a los Saurópsidos, presentaban gran diversidad y colosal tamaño. Incluso los más pequeños alcanzaban elevadas proporciones comparados con otros vertebrados existentes en ese período.

Su alimentación de manera general era herbívora, omnívora, insectívora y carnívora y esta última se presupone que marcó el inicio del desarrollo de las aves.

Nidos fosilizados, especies de gran fortaleza, otras de pequeños tamaños y hasta ejemplares con 15 cuernos figuran entre las principales huellas de su paso por el entonces incipiente planeta, rastreadas ahora por paleontólogos en cualquier sitio.

De las especies más chicas paleontólogos argentinos localizaron este año restos fósiles en el Noroeste de la nación suramericana.

Era un ejemplar de Eodromaeus o "corredor del alba", un animal carnívoro y muy veloz, cercano por su origen a los primogénitos, explicó en un artículo publicado en Science el académico Paul Sereno, de la Universidad de Chicago, líder del equipo investigativo.

Próximo en la escala evolutiva al primer carnívoro, encabeza por su ascendencia a los terópodos que más adelante evolucionaron y adquirieron tamaños tan enormes como el Tiranosaurio Rex, explicó en su artículo.

Este Eodromaeus era de unos cinco kilogramos de peso, medía 1,2 metros y poseía además dos patas.

Era muy ágil, lo sabemos por el pequeño tamaño de sus extremidades y tenía manos muy poderosas con capacidad de agarre, describió el investigador.

Sus dientes curvos indican también que era un gran depredador, añadió.

La comunidad científica recopiló en 2011 evidencias de otra especie, considerada inédita hasta ahora. La bautizaron como "muslos de trueno", por sus características fisonómicas, de grandes patas y fortaleza en los músculos.

Los autores, de la University College en Londres, encontraron huesos de la cadera correspondientes a dos especímenes, uno adulto y otro joven, que datan de unos 110 millones de años de antigüedad, explican.

En su artículo, que publicó la revista especializada Actas de Paleontología, precisaron que ejemplares de estos animales podían pesar unas seis toneladas y alcanzar unos 14 metros de largo.

Los paleontólogos corroboraron además datos sobre la evolución post-natal y el cuidado de los progenitores, tras el hallazgo de restos fósiles de un nido con 15 crías, sepultados al parecer, por una tormenta de arena.

Es el primer nido de este género que se ha encontrado. Diez de ellos se conservaban completos y todos presentan características propias de animales jóvenes.

El tamaño de las crías sugiere que todos son de la misma madre, destacan los investigadores en la revista de su especialidad.

David Fastovsky, académico de la Universidad de Rhode Island y autor principal, explicó en su artículo que los Protoceratops medían alrededor de dos metros de longitud y tardaban unos 10 años en alcanzar su desarrollo completo.

Esto respalda la teoría de que estos animales permanecían en el nido durante las primeras etapas de su crecimiento, subrayó.

Otras revistas especializadas, entre ellas PLoS ONE, destacó en 2011 el hallazgo de una especie con 15 cuernos, uno de ellos en la nariz otro encima de cada ojo, uno en la punta de cada pómulo y diez a lo largo de la parte posterior del collar de escamas.Kosmoceratops richarsoni parece un rinoceronte gigante con una cabeza desproporcionada, describió en el artículo Mark Lowen, uno de los coautores del estudio, de la universidad estadounidense de Utah.

Fuente: Washington (PL).-
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