Martes 20 de diciembre de 2011
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El ilustre alemán, profesor de liturgia, Theodor Schnitzer, en sus maravillosas catequesis para preparar a los niños a recibir la Primera Comunión, nos cuenta esta experiencia suya: “Fue justo un día antes de Navidad. Hacía una visita al asilo de ancianos. Iba de cuarto en cuarto. Cuando toqué la puerta de un anciano no me admiré que no contestara enseguida, ya que acababan de traerle el correo. Pensé: "Estará ocupado con los paquetes de Navidad". En efecto, cuando por fin escuché: "Adelante", nada más entrando, vi al señor revisando un gran paquete.
“A primera vista uno podía darse cuenta de que en el paquete había un rico contenido. El anciano me dijo luego que provenía de su hija, dueña de varios negocios. En aquel entonces toda la gente sufría necesidades. Después de la Segunda Guerra Mundial era tiempo de hambre. Pero este paquete contenía puros, coñac, dulces, vino tinto, zapatos forrados de piel, todo lo que uno podía desear en su corazón.
“Pero no obstante, el anciano tenía un aspecto de descontento. Ni una chispa de alegría. Entonces le pregunté: ¿cómo es que pone una cara tan triste cuando recibe tantas cosas por Navidad? ¡Ahí tiene todo lo que necesita!" El señor me miró y dijo: "Es que, no hay amor en este paquete".
