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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 En la nueva teoría de la información - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Es conocido el cuento del “niño bromista” que termina en las fauces del lobo por jugar con los riesgos que significaban para la comunidad, la presencia de toda una jauría que noche a noche asediaba en busca de un bocado, en especial, humano. Este niño, que de vez en vez, gritaba “el lobo… el lobo”, provocando alarma entre los pobladores sin que exista el riesgo, termina perdiendo credibilidad y, peor aún, la vida.
Algo similar ha ocurrido en los últimos tiempos con la actitud del gobierno y su relación con la comunidad boliviana. Ya nadie cree en lo que dice y, peor, hasta lo poco que hace está en duda, fundamentalmente, debido al comportamiento del sistema comunicacional del Gobierno y del Movimiento al Socialismo, cuya estructura ideológica ha utilizado como fundamento, la teoría de tristemente célebre Ministro de Comunicación de la Alemania hitleriana, Pablo Goebbels, quien sostenía que “en la repetición está el éxito de la mentira”. El “miente, miente, miente, hasta que la mentira se convierta en la verdad absoluta”, es parte hoy del discurso que promueve, por ejemplo, la modificación de la “Ley de Imprenta”, cuya vigencia desde 1925 ha permitido, en el ámbito republicano, un comportamiento idóneo, ético, imparcial y responsable del ejercicio del periodismo boliviano.
No vamos a recurrir “a los organismos internacionales” para justificar dicha afirmación, simplemente, apelamos a tan prolongada vigencia de la Ley de Imprenta para sostener que si garantiza libertad de expresión, de información y de prensa en Bolivia, además que rige con suficiente solvencia en el cumplimiento de los derechos que tiene la colectividad nacional, en el área de tales libertades que, indudablemente, son el sustento del ejercicio democrático en todos los países del mundo.
De hecho, hay que lamentar que dirigentes de los llamados “movimientos sociales” reunidos en la “Cumbre Plurinacional” de Cochabamba, hayan sometido a su “análisis y tratamiento” de la Ley de Imprenta, para sustituirla por otra norma con el denominativo de “Ley de Medios”, sin tener conocimiento ni una clara definición de lo que significan los valores éticos y doctrinales de la “verdad”, “la imparcialidad” e “independencia”. Dos de esos personajes, utilizaron varios programas de televisión de carácter nacional, para promover las nuevas ideas que regirán el funcionamiento de los valores éticos de los medios y sus periodistas, en el estricto “orden de lo plurinacional” y como complemento en la construcción del nuevo Estado, según sus propias palabras.
Nuestras apreciaciones referidas en artículo anterior, que hacen hincapié en “las órdenes del supremo”, develamos que “todo estaba cocinado” y quedaba sólo cumplir con el “aval de los dirigentes” en la llamada “cumbre social” que termina siendo, la “cumbre del MAS”. Es conocida como “costumbre inveterada”, el colocar en el escenario del “juego político”, “las convocatorias” mostradas como “hechos o decisiones patrióticas” del gobierno, para terminar siendo “víctima del complot o mezquina subversión” financiado por el “imperialismo, la derecha oligárquica y de sectores reaccionarios”.
Este discurso ha perdido toda credibilidad y junto a ello, todo lo que significa información que, clasificada especialmente para Bolivia, refleja el llamado “país de las maravillas”, con altos índices de crecimiento, bajas en la extrema y la pobreza, los niveles de ocupación y otras variables que sólo puede uno soñar para no perder la esperanza en nuestra Patria. Es de suponer que el trabajo desarrollado por la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) y otros organismos especializados de Naciones Unidas, realizan un trabajo de escritorio en base a la información que canaliza el Gobierno, desde las esferas del Ministerio de Economía y Finanzas, Banco Central de Bolivia y del Instituto Nacional de Estadísticas.
Lo lamentable de estos informes, es que no reflejan la realidad nacional porque sus técnicos no están hechos para presenciar, en el terreno (in situ) la verdad de la situación del ciudadano de a pie, a título de “la no intromisión en asuntos internos”. Lo recomendable, sin embargo, sería que la CEPAL o la ONU, mientras que no exista una información idónea y responsable, eviten esos informes que se traducen en “epítetos laudatorios”, generalmente, utilizados para la propaganda política gubernamental que utiliza la teoría de Goebbels: “Mienta, miente, miente…”.
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