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Domingo 11 de diciembre de 2011

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Revista Dominical

Flora Quille:

“Viví la injusticia y quiero ser ministra de justicia”

11 dic 2011

Fuente: LA PATRIA

Pasó dos años en la cárcel, allí se capacitó en manualidades y salió muy conocedora de las leyes a las que incluso las califica como injustas • Por: Mónica V. Aramayo Quinteros - Editora General LA PATRIA

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Con 44 años de edad, hija única de dos agricultores (Emilio Quille y Marcelina Calizaya) y que se forjó como líder precisamente compartiendo con la gente del pueblo, madre de 8 hijos, es Florentina Quille Calizaya, más conocida como Flora Quille, la mujer cuyo nombre adquirió relevancia después que fue detenida en noviembre de 2009, por un contingente policial en Cochabamba, cuando como a diario ella salía de su hogar para dirigirse a su puesto de venta en el mercado Coraca de aquella capital.

Flora en su testimonio narra que por una coincidencia cuando ella era candidata a senadora por Convergencia Nacional, se reactivó un proceso judicial que tenía por una deuda de 2.000 dólares contraída en 1998 y derivó en su detención y posterior reclusión en Oruro. Así quedó fuera de la carrera política y “le puso alas” a la posible senaturía.

En la revisión de antecedentes judiciales, se verificó que la jueza primera de Partido en lo Penal Liquidador del Distrito Judicial de Oruro, Miriam Teresa Tapia Heredia encomendó dar estricto cumplimiento al mandamiento de condena, dentro del proceso de estelionato seguido por Natividad Montaño de Almendras contra Florentina Quille Calizaya y otro; motivo por el que Flora fue conducida hasta ésta ciudad para guardar detención en el Centro Penitenciario de San Pedro. Allí pasó dos años de su vida.

“Grave es estar en la cárcel, ahí conoces realmente injusticia. Mira yo por 2.000 dólares estaba cerrada tanto tiempo, y otros, más que todo los políticos, se embolsillan miles y millones, nadie les hace nada. Peor es el caso de los choferes, ellos por accidentes están ahí adentro, es feo. ¿Acaso los choferes dicen en aquella curva me voy a volcar y voy a matar 2, 3, 4 personas?, ¿o salen de sus casas diciendo en la calle voy a atropellar a una niña o a una viejita?, no ve es injusto, las leyes deben cambiar”, afirma y revela su aspiración de ser ministra de Justicia. “Las leyes deben ser justas, no sólo en papeles, el papel aguanta todo”, reclama

Durante los dos años de su vida en cautiverio y convencida de que sería un tanto difícil salir, ella que en un principio se sintió deprimida por estar aleja de sus tres pequeños hijos, pues ya cinco abandonaron el seno familiar, comenzó a mentalizarse y reactivó su trabajo, aquel que la llevó a ser líder de organizaciones femeninas como las “Bartolina Sisa”, que luego abandonó para crear la Asociación de Mujeres Campesinas Productoras “Micaela Bastidas”.

Para ella crear una organización social significa trabajar con las bases, respetando posiciones políticas y credos religiosos, y emprender acciones productivas “porque lo que la gente quiere es trabajo, de discursos no come”.

Y fue con esa mentalidad trabajó primero con las mujeres reclusas para generar opciones productivas a partir de la artesanía, y como recuerdo ahora orgullosa ella luce una cartera rosada, tejida en macramé.

Conforme ganaba la confianza de sus compañeras y compañeros de cautiverio, instaló un pequeño negocio para vender api en el penal, luego “como para pobres”, con papa que le mandaban de su pueblo comenzó a preparar rellenos a un bolivianito, luego tuvo la iniciativa de instalar su pensión y preparar, fideos uchú (ají de fideo), habas pej’tu (revuelto de habas) y todo cuando le pedía la población carcelaria o los mismos policías custodios del penal.

Esa experiencia, ahora que está libre, la motivó para abrir una chicharronería en la zona Noreste de la ciudad, en la avenida Gran Chaco y calle 9, donde ofrece además otros platillos típicos de la gastronomía cochabambina, como el lambreado, el pique macho, escabeche. “Ojo no es ac’jka huasi (chichería)”, dice y se ríe.

“En la cárcel he dormido entre chulupis, yo pensé que en Cochabamba nomás había estos bichos, pero aquí así es el penal. Dije no puede ser, sólo hemos perdido la libertad, nuestros otros derechos se deben respetar, además que movilicé a las compañeras para cambiar esa forma de vida, a los pocos días conseguí que incluso cambien los techos. Era una pena en época de lluvia, había que dormir con bañadores en nuestras caras, para que no gotee el agua. Eso no es posible, aquí afuera nadie se entera”, comenta, tras haber recuperado su libertad.

Flora, cuando ingresó al penal fue recibida con silbidos. “Todos habían sido masistas, me silbaban, pero ya pasó, ahí luego ya comencé a trabajar con ellos hasta llegar a ser presidenta del Consejo de Delegados de los internos y trabajar por la defensa de sus derechos. Los compañeros valoraron mi trabajo y ahora cuando voy a visitarlos me reciben como a una artista”, afirma y al hablar de artistas, muestra con orgullo una foto en la que como interna está cantando coplas.

PRODUCCIÓN

Ella asegura representar por lo menos a 8.000 mujeres campesinas productoras de todo el país, con quienes trabaja en la crianza de pollos, costura y en alguna ocasión incluso llegaron a fabricar fideos artesanales.

Inquieta para buscar financiamiento externo, realizó viajes a Italia, Holanda y España, desde donde llegan los recursos de apoyo a las organizaciones productivas.

“Incluso con jóvenes he trabajo, en Mizque por ejemplo algunos chicos me decían aquí tenemos fiestas y desfiles, pero para acompañar esto tenemos que contratar bandas de otros pueblos, ¿Acaso nosotros no podemos tocar? Entonces preparamos un proyecto, lo mandamos, nos aprobaron y ahora ahí están los chicos ganándose sus pesitos y alegrando a la gente”, cuenta.

En reiteradas ocasiones durante la entrevista, afirmó no tener “cola de paja”. Indica que cuando llega el financiamiento para cualquier proyecto, el dinero debe invertirse para la obra. “Nada de meter mano”.

POLÍTICA

La líder de las “micaelas”, asegura que ellas no son defensoras de líderes ni caudillos, defienden la libertad de expresión y pensamiento, “todos debemos ser libres y proponer la defensa de nuestros derechos y nadie tiene derecho a arrearnos como a animales, nos deben respetar”, comenta en un dulce y fluido quechua.

“Los líderes no podemos ser buscapeguitas nomás, junto con las bases debemos salir adelante”, añade.

Ella en su función sindical, se “codeo” con Evo Morales, Alejo Véliz, Celima Torrico y otros dirigentes, de muchos que conoció, ahora llegaron a ser autoridades.

Recuerda que en 1996 fundaron la Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (ASP), bandera política (café y verde) con la que se cobijó Evo Morales para llegar a ser diputado.

Cuando se le consultó cuál el perfil del Evo Morales que conoció, dijo que era un hombre que le gustaba dividir a las bases. “Ahora sigue igual, ¿no ve?, nos divide, k’aras y t’aras, profesionales no profesionales y además a nivel internacional siempre habla de enfrentarnos con otros países, así siempre era el Evo”, afirma.

Tras su reclusión, a Flora nuevamente la buscan los políticos, para trabajar con ella sin descartar una posible candidatura. “Ahora no, les digo. A toditos les he dicho que primero se junten para crear un solo bloque de oposición y luego me busquen, mientras que me dejen trabajar con las organizaciones sociales. Menos peleas y más trabajo, eso es lo que la gente quiere”, asegura.

Con esas vivencias, ella ahora no teme a represalia alguna y afirma que conoce una serie de acciones de varias autoridades actuales, fundamentalmente vinculadas al Movimiento Al Socialismo (MAS), que incluso ameritan ser sancionadas con la cárcel. “Pero como ellos ahora están en el poder no se les puede hacer nada. ¡Algún día esto acabará y con sus mismas leyes habrá que juzgarlos!”, advierte.

Fuente: LA PATRIA
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