Sábado 10 de diciembre de 2011
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Dentro de mis escasos conocimientos de la Cosmogonía Andina relatada fantásticamente por el inolvidable escritor y amigo mío Fernando Diez de Medina, guardo en mi baúl de los recuerdos la batalla que libraron los colosos nevados de la Cordillera de los Andes que disputaban el cetro de la Belleza para coronar sus nevadas cumbres; los gigantes ciclópeos protagonizaron una batalla que conmovió al Cosmos para que supiera quién era la más bella de las montañas triunfando el Illimani quien quitó la cabeza a uno de sus rivales quien sería conocido para siempre como el Mururata, la montaña sin cumbre.
El relato anterior se lo dije sin pretensiones a mi abnegada pariente espiritual nacida en Quillacollo cuando comenzamos a charlar sobre la Cumbre Social que prepara el gobierno del señor Evo con representantes sectoriales que le son adictos quienes señalarán el camino a seguir de este Estado Plurinacional, Multicolor y Folklórico.
Pregunté a mi comadre cochabambina si ella asistiría a la Cumbre que se realizará en Cochabamba, respondiéndome con el peculiar estilacho de las cholitas: “No, compadre, no asistiré a esa Cumbre porque no he sido invitada y yo, de esa parte, soy un delicada”. La felicité por su decisión, agregando que siempre tenía que ser delicada de esa parte y de todas sus partes.