Domingo 04 de diciembre de 2011
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Las naciones vasca o kurda son los ejemplos clásicos de pueblos disgregados entre varios Estados que buscan su propia identidad. Hace pocas décadas pocos se podían imaginar que los aymaras terminarían siguiendo tal paso y convertirse en la nación indígena más influyente de América Latina.
Los 2 millones de aymaras son la mayoría en una zona contigua entre Bolivia y Perú (y en algunas pocas comarcas cercanas de zonas que Chile en 1879-83 arrebató a ambos países). Si bien hay más hablantes del quechua o del guaraní (muchos de cuyos dialectos parecen idiomas aparte), los aymaras son más compactos en su lengua, territorio, cultura, vestimentas y fisonomía.
A diferencia de los separatistas vascos o kurdos que han producido guerras o guerrillas, los aymaras no apuntan a escindirse de Perú o Bolivia, sino a transformar a estas repúblicas en más multiétnicas y, eventualmente, pueden dar paso a una mayor integración de lo que antes fuera el ´bajo´ y el alto Perú.
Hoy los aymaras son la principal base electoral de los gobiernos electos tanto de Bolivia como de Perú. Evo Morales Ayma, tal como lo denota su apellido materno, es de origen aymara aunque él se haya forjado como líder de los campesinos cocaleros del quechua-hablante Chapare. Las zonas aymaras de La Paz y de su natal Oruro son las que le han dado sus mejores resultados electorales. El Alto, la urbe más aymara de Bolivia (y la cuarta en población), jugó un rol central en las huelgas generales que tumbaron a los presidentes Sánchez de Lozada y Mesa para luego hacer que Morales ganase las presidenciales de fines del 2005.