Manos talentosas tejen bellezas en miniatura

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La talentosa Albina Gómez, artesana del Calvario de Oruro, elabora ropa para muñecas que llama la atención por su tamaño y la calidad del tejido. Comenzó a sus 13 años y aprendió a tejer con unos clavitos, pues, esta actividad, le llamaba mucho la atención y observando a su madre y a otras tejedoras ella también intentaba hacer lo suyo.

Actualmente tiene un lugar de venta en el mercado e instala su puesto en el Calvario más por gusto que por la ganancia, pues es una apasionada del tejido y elaborar esas miniaturas preciosas es lo que más disfruta hacer.

Doña Albina es oriunda del centro minero Pulacayo, Potosí, donde vivió hasta sus 12 años, a partir de entonces llegó a Oruro y le llamó la atención el Calvario, pero cuando le pidió a su madre permiso para ir a apreciar esta feria de las miniaturas ella le puso como condición que debía ir a vender.

Hoy por hoy, a sus 62 años dice que solamente vende los modelos tradicionales porque ya no se anima a innovar y elaborar nuevos diseños. No obstante, el trabajo que realiza está muy bien hecho y aunque cuestan unos 3 bolivianos, sus productos son invalorables por la paciencia y la habilidad que requieren en su elaboración.

Para doña Albina tejer es fácil, lo que le resulta más difícil y moroso es realizar las costuras y las uniones, es decir, darle forma a las prendas que confecciona, como chompitas, gorritos, ponchos y buzos. Su modelo es una muñeca pequeña y las prendas que teje tienen de 12 a 22 puntos.

Sus herramientas son unos palillos, los más delgados que hay, lana y por supuesto sus hábiles manos, con mucha paciencia va dando forma a las prendas que elabora, sonriente y disfrutando lo que hace.

Albina Gómez cuenta que sus hermanas también se dedicaron a la confección de miniaturas y que también venden en otros puestos, es como un negocio familiar. Según dijo a ella le gusta tejer, coser y vender, lo cual es importante porque son tres actividades que se complementan, lo cual le reporta cierto margen de ganancia aunque eso es lo último que le interesa a esta hábil artesana.

Otros productos que ofrece son zapatos, gafas y ropa cosida, pero esos productos los adquiere de otros artesanos, ya que su especialidad es el tejido y es lo que más disfruta hacer.

Ella cuenta que como cualquier trabajo, este tiene su lado bueno y su lado no tan agradable, pues cuando sus niños eran pequeños muchas veces tenía que dejarlos solos, a veces tiene que soportar mucho calor o el frío excesivo, sin embargo, como es una actividad que disfruta no le importa.

En la actualidad sus hijos son profesionales y expresa que no sabe a quién le dejará de herencia su puesto de venta, porque no le gustaría que se pierda ya que es el producto del trabajo de toda su vida, pero asegura que mientras tenga salud y vida seguirá volviendo a la feria del Calvario para ofrecer las bellezas que teje.

Fuente: LA PATRIA