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Sábado 03 de diciembre de 2011

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Revista Tu Espacio

El hombre a partir de los 40

03 dic 2011

Por: Francisco Pardave – enplenitud.com

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Respecto a las edades del hombre se dice que los hombres alcanzan su máxima capacidad sexual hacia los 25 años de edad, para después iniciar un lento descenso cuya graduación y variabilidad dependiendo de cada individuo.

También se piensa que los hombres mayores (a partir de los 40 años), presentan en su proceso de envejecimiento un fenómeno similar al de la mujer premenopáusica. Proceso que se denominó como el climaterio masculino, término que levantó ampollas y originó acaloradas discusiones. Para hacer una aproximación al tema del envejecimiento sexual, es necesario atender el proceso de envejecimiento en general.

El envejecimiento es una etapa opuesta de la adolescencia, que es la etapa de la vida que marca los cambios evolutivos más importantes -físicos y psíquicos- en el paso de la niñez a la adultez.

El envejecimiento marca una etapa que abarca todo el proceso de la involución de las personas que hacen su tránsito en la maduración a la vejez. Por lo que se ha denominado también el envejecimiento como la segunda adolescencia.

En el envejecimiento la persona también tiene una crisis de identidad, en el sentido que ahora no quiere dejar de ser ni dejar hacer, como pareciera que la sociedad se lo tratara de imponer.

El envejecimiento está caracterizado por una serie de cambios que suelen operarse durante una larga etapa que por convencionalismo se iniciaría a los 40 años para asentar estos cambios en forma definida entre los 60 y 65 años.

Los cambios que se operan en los diversos aparatos y sistemas del cuerpo humanos son paulatinos e intermitentes y dependen de diversos factores como son: Genéticos y hereditarios de una parte y género de vida por el otro. Dentro de éstos influyen factores como los psicógenos, laborales, sociales y familiares.

Cuando el hombre comienza asomarse a los cincuenta, se encuentra con una serie de modificaciones y cambios que alteran en forma importante el género y estilo de vida que hasta el momento ha llevado; deja de ser padre para volverse abuelo, deja de ser jefe de familia para pasar al retiro, deja de ser trabajador activo para pasar a la pensión, deja en fin, muchas cosas que le significan en general una pérdida de poder, que se inicia precisamente, cuando ha estado en la cúspide de él.

Cuando se operan los cambios genitales y sexuales, se experimenta también en la realidad o en la posibilidad, la sensación de la pérdida de poder o la inminencia de producirse.

Así, a partir de los 50 años, los cambios en la respuesta sexual (deseo, excitación, orgasmo) pueden ser lentos o relativamente bruscos. El deseo sexual puede disminuir lentamente o conservarse incólume. Y he allí uno de sus problemas: que el resto de la respuesta sexual (erecciones, orgasmos) disminuyen en mayor proporción.

Tal como dijo Freud “una de las tragedias del hombre es que su deseo sexual persiste mucho más allá del momento en que terminan sus erecciones”. En todos estos cambios hay variantes individuales y cada persona constituye un modelo aparte.

Los factores de riesgo para que estas modificaciones se presenten, son evidentes luego de los 50 años; la edad está señalada por algunos estudios, como el primer factor, al cual siguen otros.

Por ello cada hombre deberá adaptarse a todas estas circunstancias o sucumbir entre ellas. El estilo y tipo a partir de los 40 dependerá de todo este síndrome de adaptación.

Todo esto puede llevar al retraimiento, el aislamiento y la depresión (años grises) o a entender el proceso, captarlo, aceptarlo y vivirlo de manera adecuada y adaptarse a las circunstancias físicas, psicológicas, laborales, familiares y sociales que se presentan (años dorados).

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