Mi asesora espiritual y financiera al verme tan angustiado por la situación del país me dijo: “Lo veo muy deprimido, compadre, seguramente no tiene usted plata porque esos suspiros tan frecuentes y profundos no son de dolor sino de ‘dolár’, yo le prestaré unos dolarcitos para mejorar su ánimo y vayamos esta noche al “Malena” para disipar sus penas…” Lancé otro suspiro al aire y le dije: “Gracias comadre”.
Al llegar al Naiclú Malena, nos sorprendió ver grandes avisos y pancartas que decían “El Alto de pie, nunca de rodillas”, “¡Viva la Universidad Pública de El Alto!”, “¡Viva nuestra alma máter!” y otros por el estilo.
Después de saludar a mis amigos alteños y algunos chumeños me enteré de que esta fiesta de Viernes había sido organizada por Damas de las sociedad alteña, intelectuales del lugar y la Asociación de Yatiris de El Alto para apoyar las demandas de los universitarios de la universidad local.
Nos sentamos junto a los yatiris Calimán, Titirico y Uayruru, y aproveché la oportunidad para preguntar a este último cómo iba la preparación de la Cumbre que organiza el Gobierno para resolver en ella todos los problemas habidos y por haber.
El yatiri Uayruru comenzó por explicarme la presencia obligatoria y necesaria de los brujos andinos en ese importante cónclave de los masistas “pues no hubo medida importante que lazó el Gobierno en la que no hubiera intervenido alguno de los yatiris, por lo cual la presencia de ellos era imprescindible. Palabras que me inquietaron más aún porque sé que se tratarán asuntos muy importantes.
Más tarde, Macacha y yo tuvimos el honor de conocer a algunos universitarios alteños quienes, sorprendentemente, nos informaron que no pertenecían a la Universidad Pública del Alto, sino que estudian en la Universidad Mayor de San Andrés donde había visto mejor organización, catedráticos más experimentados e instalaciones mejor dotadas. Me sorprendió saber que alteños estudiaran en San Andrés de La Paz, olvidando momentáneamente que vivimos en el país del absurdo.
Conocí a algunos estudiantes de la UPEA y admiré los esfuerzos que realizan para alcanzar una profesión y ejercerla honorablemente sin atreverme a decirles que los tiempos han cambiado y que hoy no se aprecia el saber que los jóvenes adquieren en la Universidad sino el carnet político que se ha convertido en la llave que abre las puertas del éxito y la fortuna. Y que el Animal Político del que nos hablaba Aristóteles se ha convertido en un Político animal.
Sin embargo, concluimos admirando a algunos universitarios de la UPEA y salimos gritando sus consignas de “¡El Alto de pie, nunca de rodillas!” y “¡No queremos limosnas del Gobierno sino un Presupuesto justo para la UPEA!”
Después bailamos mejor en “La entrada universitaria”.
PAULOVICH
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