Cuando las recomendaciones deben ser tomadas en cuenta
02 dic 2011
Fuente: LA PATRIA
Si el Fondo Monetario Internacional (FMI) emite ciertas recomendaciones de orden económico especialmente en países como el nuestro con una economía emergente pero al mismo tiempo dependiente de circunstancias especiales que están fuera del control directo de nuestro sistema administrativo, es que vale la pena tomarlas en cuenta, así sea en el orden meramente preventivo.
El FMI recomendó recientemente “frenar el crecimiento de la economía y controlar el gasto”, añadiendo una observación especial para el próximo año al señalar que el Producto Interno Bruto (PIB) se desacelerará a 4,5% debido a la crisis mundial, efecto que “ya se sintió en nuestro medio meses atrás tan sólo con las variantes simples en la poderosa economía del país del norte”.
La recomendación del FMI a través de un portavoz oficial señalaba además que “en temporadas de precios altos de las materias primas, países como Bolivia no deberían entusiasmarse ni empezar a gastar, y más bien, pisar el freno, para desacelerar su crecimiento económico”.
A nivel más general el FMI explica que “la política fiscal está contribuyendo a las presiones de demanda ocasionando que el gasto público fiscal se aumente más rápidamente que el crecimiento potencial del desarrollo productivo”, algo más ese proceso implica que gran parte del aumento del gasto primario sea parte de los gastos corrientes que aumenta los ítems de gasto público que no permite emprendimientos en servicio colectivo.
De las explicaciones del FMI rescatamos aspectos importantes que nos muestra la realidad en que se desenvuelve nuestra política financiera, muy próxima a la alegría de disponer más gastos, un poco encubiertos en las opciones que se dan de mostrar superávit fiscal y cierta acumulación de reservas “internacionales”, que son parte de un excelente periodo que sin embargo no ha permitido aún que ese beneficio de acumulación tenga un destino de beneficio social, equitativo y general.
Preocupa que la principal autoridad económica del gobierno descarte de plano las recomendaciones de un alto ejecutivo del FMI e inclusive asegure que el crecimiento del año 2012 será del 5.5% sin que la desaceleración del PIB anunciada por el FMI obligue a un registro sólo del 4.5% en la misma gestión.
Para el ministro de economía “pisar el freno significaría postergar y no resolver los problemas y las necesidades de ciertos sectores de la población y significaría además no aprovechar la posibilidad de hacer política redistributiva del ingreso”, así de simple en el criterio del dignatario de Estado.
Pero la realidad muestra otras perspectivas más claras y más concretas, justamente en función a las experiencias por las que ya ha pasado el país y que no han sido aprovechadas convenientemente, además que los más leves cambios en la economía mundial nos han obligado a tomar medidas de emergencia, pese a la tenencia -como no sucedió antes- de un fondo de reservas internacionales cuyo uso debería ser planificado adecuadamente y no servir en emergencias para cubrir los gastos de las imprevisiones.
La misma fuerza de las finanzas internacionales que le dan mucho ímpetu al ministro económico nacional debería tomarse en cuenta en el caso de que existan variaciones en el precio de las materias primas de cuya exportación dependemos absolutamente y que según previsiones del FMI tendrán variables en la próxima gestión y no precisamente hacia arriba sino en descenso.
Fuente: LA PATRIA
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