Lunes 28 de noviembre de 2011
ver hoy
Nada más basta darse una vueltecita por el Calvario para ver que en medio de muchas “innovaciones chinas” sobreviven y sobresalen orgullosamente los trabajos de nuestros maravillosos artesanos, quienes con una paciencia única y un talento excepcional elaboran grandiosas miniaturas.
Desde objetos de madera, vidrio, pasando por manualidades hechas de lana y telas, hasta gastronomía y repostería, se exhiben, demostrando así la habilidad de sus fabricantes, quienes por escasos bolivianos, que sirven para recuperar su inversión y en pocos casos para obtener ganancias venden sus productos más que todo por el gusto y la satisfacción que su labor les reporta.
La gente que va de paseo o lleva a sus niños a comprar estas maravillas, deleitan la mirada acercándose a los puestos donde encuentran ropa en miniatura, utensilios de cocina, material de construcción, documentos, dinero, adornos y otros, para la venta.
Hay quienes compran porque creen que a través de estas miniaturas llamarán a las cosas y en la vida real su sueño se realizará en grande. Otras personas compran muebles, ropas y otros enseres para las muñecas de sus niñas.