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EL MUSICO QUE LLEVAMOS DENTRO - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 27 de noviembre de 2011

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Cultural El Duende

EL MUSICO QUE LLEVAMOS DENTRO

27 nov 2011

Fuente: LA PATRIA

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Giuseppe Verdi

Giuseppe Fortunino Francesco Verdi. La Roncole, Busseto, 10 de octubre de 1813 - Milán, 27 de enero de 1901. Compositor romántico de ópera italiana y puente entre el belcanto de Rossini, Donizetti, Bellini y Puccini. Los títulos más populares de su repertorio lírico son: Rigoletto, La Traviata, El trovador, Aida, Don Carlo, Otello y Falstaff.

Sus padres poco tenían que ver con la música, su madre era hilandera y su padre atendía una tienda-posada. Aprendió a leer el pentagrama con Pietro Baistrocchi. A los diecisiete años se instaló en la casa de Antonio Barezzi, próspero comerciante y protector de la Sociedad Filarmónica local. Se comprometió con Margherita, la hija de aquél. Por tener una edad mayor que lo reglamentario, no fue admitido en el Conservatorio de Milán y tampoco le permitieron ser organista en la catedral por ser liberal.

A los 26, cuando presentaba Oberto, murieron su esposa e hijo. Por aquel tiempo preparaba su ópera cómica Un día de reinado o el supuesto Estanislao que, dadas las circunstancias, resultó un fracaso que lo indujo a no componer más. Sin embargo, el empresario Morelli –esposo de la cantante Giuseppina Strepponi y con quien contraería matrimonio doce años después de una relación prohibida– lo interesó en el libreto de Nabucodonosor. El compositor se entusiasmó con el argumento porque mostraba la opresión del pueblo judío y le recordaba el suyo.

Sus triunfos seguían una fórmula: aprovechar el patriotismo italiano. Y lo consiguió con Ernani, Los lombardos en la primera Cruzada, Los dos Foscari, Juana de Arco, Alzira, Atila, Macbeth, El Corsario, La batalla de Legnano, Luisa Miller y Stiffelio. Su estética creadora era vigorosa y de efecto inmediato. Con lenguaje orquestal depurado aparecen Rigoletto, El trovador y La traviata. Para entonces, Rossini, Spontini, Bellini y Donizetti habían completado su producción.

Verdi conmueve con el choque de las pasiones, la vendetta y la apelación patriótica. La vitalidad italiana está en su música. Los críticos se escandalizan por la temática abordada y condenan la violación, el suicidio y el amor libre, pero Giuseppe es independiente, no compone para la elite musical. La mayoría de sus trabajos acaba infelizmente involucrando sentimientos de odio, amor, celos y miedo, propios del cotidiano popular. La censura resulta inútil. En sus últimos años, a pesar de no ser religioso, compone obras litúrgicas como la misa de Réquiem, Te Deum y el Himno de las naciones.

En la época de la unificación italiana, liderada por el rey Víctor Manuel II de Piamonte-Cerdeña, el entusiasmo nacionalista se expresa con el grito de ¡Viva VERDI!, significando el acrónimo de Vittorio Emmanuele Re D’Italia.

La fama de Verdi es inmensa. El Conservatorio de Milán que le había negado su entrada de joven, pretende tomar la identidad del compositor, a lo que él replica: No me quisieron de joven, no sé por qué me quieren de viejo. Muy a su pesar, actualmente el conservatorio lleva su nombre.

Giuseppe es nominado diputado, más tarde senador, incluso marqués de Busetto, título último que no aceptó. Recibió en París la Legión de Honor y se hizo miembro de la Academia de Bellas Artes. Invirtió parte de su fortuna en un asilo para músicos ancianos. Falleció afectado por un derrame cerebral. Sus restos descansan en la Casa Verdi en Milán.

Su entierro suscitó gran conmoción, tanto que al paso del cortejo fúnebre el público entonó espontáneamente el coro de los esclavos Va pensiero sull’ali dórate de Nabucco, basado en Jews, exiliado de su tierra natal.

Sus óperas asumen un rol unificador en la independencia de su patria. Su arte, netamente latino, conquista a todos los públicos, aun los de lejana raíz cultural como eslavos, germanos y sajones.

El coro de los esclavos

Va, pensiero es el coro del tercer acto de Nabucco, ópera de Giuseppe Verdi con letra de Temistocle Solera, inspirada en el Salmo 137 Super flumina Babylonis. Canta la historia del exilio hebreo en Babilonia tras la pérdida del Primer Templo de Jerusalén. Este coro se convirtió en himno para los patriotas italianos que, identificándose con el pueblo hebreo, buscaban la unidad nacional y la soberanía.

¡Ve, pensamiento, con alas doradas!

¡Ve, pósate en las praderas y en las cimas

donde exhala su suave fragancia

el dulce aire de la tierra natal!

¡Saluda las orillas del Jordán

y las destruidas torres de Sion!

¡Oh, patria mía, tan bella y perdida!

¡Oh recuerdo tan caro y fatal!

Arpa de oro de fatídicos vates,

¿por qué cuelgas muda del sauce?

Revive en nuestros pechos el recuerdo,

¡Que hable del tiempo que fue!

Al igual que los hados de Sólima

Canta un aire de crudo lamento.

¡Que te inspire el Señor un aliento,

que al padecer infunda virtud,

que al padecer infunda virtud,

que al padecer infunda virtud,

al padecer, la virtud!.

Fuente: LA PATRIA
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