Domingo 27 de noviembre de 2011
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Un anciano ve un muerto sobre el que caía la claridad de la luna. Reúne gran número de animales y les dice:
–¿Cuál de vosotros, valientes, quiere encargarse de pasar el muerto o la luna a la otra orilla del río?
Dos tortugas se presentan: la primera, que tiene las patas largas, carga con la luna y llega sana y salva a la orilla opuesta; la otra, que tiene las patas cortas, carga con el muerto y se ahoga.
Por eso la luna muerta reaparece todos los días, y el hombre que muere no vuelve nunca.
Tres hombres comparecieron seguidamente delante de Uendé a exponerle sus necesidades. El uno dijo: Quiero un caballo. El otro dijo: Quiero perros para cazar en la espesura. El tercero dijo: Quiero una mujer para regocijarme.
Uendé les dio todo: al primero, su caballo; al segundo, los perros, y al tercero, una mujer.
Los tres hombres se van. Pero }sobrevienen lluvias que les tienen tres días encerrados en los matorrales. La mujer hace la comida para los tres. Los hombres dicen: Volvamos ante Uendé. Llegan allá. Entonces todos le piden mujeres. Y Uendé accede a cambiar el caballo en mujer y los perros también en mujeres. Los hombres se van. Pero la mujer sacada del caballo es glotona; las mujeres sacadas de los perros son malas, mas la primera mujer, la que Uendé había dado a uno de ellos, es buena: Es la madre del género humano.
Fuente: LA PATRIA