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Domingo 27 de noviembre de 2011

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Revista Dominical

107 años de la Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro

Auténticos y siempre los primeros

27 nov 2011

Fuente: LA PATRIA

De la discriminación, al elogio • Por: Mónica V. Aramayo Quinteros - Periodista • Fotos: Cortesía Carlos Carpio Quiroga y Sebastián Vela

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Con una trayectoria que supera la centuria es la Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro que este 25 de noviembre celebró 107 años de vida institucional manteniendo sus raíces y tradiciones ancestrales que hacen a este conjunto folklórico peculiar en relación al resto de los protagonistas del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Así con esa trayectoria de un siglo, los “auténticos” cada año gozan del privilegio de ser los primeros en llegar a los pies de la Mamita del Socavón luego de peregrinar en danza por las calles de la ciudad a lo largo de un recorrido de aproximadamente 3 kilómetros, práctica que se complementa con un cántico único con el que todos los protagonistas de la diablesca danza, comandados por un ángel saludan muy de mañanita la santa patrona.

“Buenos días tengáis madre, hija del eterno padre; Yo mucho me regocijo, madre mía del Socavón”, dicen los matarifes y luego de rodillas pasan en frente de la imagen de la Virgen prometiendo bailar en su honor por lo menos 3 años consecutivos.

Su historia se remonta a 1904 y desde entonces está identificada con el gremio de los matarifes o los denominados “mañazos”, siendo las familias tradicionales de carniceros que de generación en generación transmiten las costumbres, ritos y ceremoniales, que marcan la originalidad de la “Diablada de los mañazos”. En lenguaje figurado se puede afirmar que “de su vientre” nacieron los otro cuatro conjuntos folklóricos de ésta misma especialidad que también son parte de la mayor fiesta devocional en honor a la Virgen del Socavón.

Los “mañazos” cuando decidieron peregrinar bailando por las calles de la ciudad para llegar hasta el Santuario situado en las faldas del cerro Pie de Gallo, se concentraban en horas de la tarde y luego, comenzaban a disfrazarse con pañoletas, buzos y máscaras, y listo; los diablos a bailar por la virgencita, aquella deidad inspiradora de esta fiesta que desde Oruro se muestra al mundo, ahora consagrada como “Obra Maestra”.

Los primeros danzarines eran exclusivamente varones, algunos de ellos se disfrazaban de mujeres, para personificar a la china supay (hembra diabla), mientras las madres, esposas, hermanas e hijas, tenían por tarea ayudar al danzarín, asistirlo en el trayecto de la demostración, además de preparar los alimentos y las bebidas para el antes, durante y después de lo que se llegó a denominar la “entrada”.

DISCRIMINACIÓN

Según testimonio de Alfonso Nina Carpio, familiar de uno de los primeros diablos devotos, los protagonistas de la diablada recibían apelativos despectivos por la gente de “sociedad”, eran discriminados y no se les permitía ingresar a la zona central, “ni pensar en pisar la plaza 10 de Febrero”, situación completamente diferente de la actual.

Con seguridad que ni siquiera la manifestación de fe y devoción, se libró de aquellos pasajes de discriminación que vivió la comunidad orureña, “estas diabladas”, les decían, en tono totalmente despectivos y haciendo alusión a que los actores y participantes eran “gente del bajo mundo”.

Mientras esta manifestación popular, rica con todas sus tradiciones, costumbres y ritualidades, crecía; las élites encerradas y encumbradas en sus banalidades, protagonizaban otro tipo de fiestas con trajes de importación alquilados o comprados a precios exorbitantes y participando de fiestas sociales en afamados locales, a los que no podían acceder los diablos, tobas, morenos, etcétera.

Fueron los “mañazos” que por décadas, a pesar del trato despectivo, supieron mantener firme su fe y deseo de expresar el folklore orureño. Claro que nadie se imaginaría que tras casi un siglo de mantenerse y fortalecerse la expresión folklórica que antes de denominaba “Entrada”, Oruro se potenciaría con la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Los “mañazos”, según describe el investigador Jesús Elías Lucero, son quienes dieron origen incluso a lo que ahora se conoce como “Convite” que se traduce en el hecho de compartir alimentos y bebidas, entre pasantes de la fiesta y danzarines, esta centenaria tradición aún se mantiene con su propia esencia al interior de la Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro que al culminar su peregrinación hacia el Santuario del Socavón, cada año esperan con bebidas a los miembros de la Morenada Zona Norte, para compartir, en un espacio al aire libre, en la calle Cochabamba y Linares.

Hablar de la diablada de los mañazos es hablar de la historia misma de la “Obra Maestra”, incluyendo el lujo de los trajes de antaño cuando acaudalados hombres nacidos en la familia matarife hacían ostentación de sus riqueza mandando a confeccionar pecheras, pollerines, espuelas y otros accesorios en plata pura, sin descartar los guiones de identificación de la entidad folklórica, pruebas tangibles que la fecha se mantienen como patrimonio de algunas familias de los “auténticos”.

SOBERANÍA

La centenaria historia de los mañazos está escrita en libros, revistas, noticias, crónicas y reportajes de prensa, donde se detallan los innumerables viajes nacionales e internacional siendo así la primera entidad que sentó soberanía en el mundo, sobre esta danza tan orureña y tan boliviana.

Un reciente viaje con esas características fue precisamente a la 31 versión de la Feria Internacional del Libro de Chile, donde Bolivia fue el invitado de honor y por consiguiente a partir del Ministerio de Culturas se decidió incorporar en la delegación boliviana a la genuina y máxima expresión del folklore boliviano, como es la diablada orureña

Allí en el país transandino, según testimonios de los protagonistas y del coreógrafo Fernando Gómez, el espectáculo fue impresionante y la comunidad internacional que se dio cita al encuentro cultural quedó gratamente impactada al apreciar el colorido y lujo de los trajes, así como las descomunales caretas con encorvados cuernos y figuras como el sapo, la víbora, las hormigas y el lagarto, que forman parte de las leyendas mitológicas respecto a las cuatro plagas que intentaban atacar a los urus que vivían en ésta región andina, hasta donde se asegura llegó la ñusta salvadora para petrificar a los animales agresores y en el caso de las hormigas convertirlas en arena.

Fue tal el agrado de los vecinos chilenos que pedían la repetición del espectáculo, tanto en el interior de la feria internacional, así como en las afueras del escenario, que los diablos bailaron una y otra vez, para satisfacer el deseo de los espectadores que querían gozar de la diablada boliviana.

Es mérito de los “auténticos” haber viajado a Francia en 1997, para hacer una demostración de la riqueza cultural boliviana y lo que en esencia significa la diablada. Este espectáculo junto a otros de diferentes agrupaciones folklóricas son de la serie de trámites que se realizó desde Bolivia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para gestionar la declaratoria al Carnaval de Oruro como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Fuente: LA PATRIA
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