Viernes 25 de noviembre de 2011
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Algo que se observa diariamente es la falta de control policial al transporte público en la ciudad y por supuesto en las carreteras lo que incide en una frecuencia de accidentes, muchos con lamentables consecuencias, pero además un permanente abuso en el transporte público con los pasajeros.
Sólo para mencionar algunos problemas que causan molestias, que pudiendo ser eliminados persisten por la falta de efectivo control policial, los minibuses y los micros que deben cumplir ciertas rutas asignadas no lo hacen en su totalidad, especialmente desde ciertas horas de la tarde y se acostumbra en esos vehículos cumplir menos del 50 % del recorrido asignado pero cobrando el total del pasaje.
Esos mismos vehículos de acuerdo a reglamento deben ofrecer seguridad y comodidad a los pasajeros, lamentablemente los conductores rebasan su capacidad de asientos, transportando muchos clientes de pie, totalmente incómodos y con el riesgo de sufrir lesiones. Ni en los micros menos en los minis debería excederse el número de pasajeros cómodamente sentados. Nadie controla ese mal generalizado.
A la falta de control se suma la indisciplina de conductores y de peatones, pero además la complicidad de efectivos policiales que hacen de la vista gorda en los problemas que mencionamos, pero cumplen muy activamente la colocación de “boletas de infracción” a vehículos supuestamente mal estacionados o cuando detectan una posible infracción de conductores que pueden solucionar sus fallas con una buena conversación, cuando en la gran cantidad de los vehículos de transporte público se infringen las normas, dejando a los pasajeros librados a su suerte, sin derecho a reclamo, pese a que con su pasaje sostienen el negocio del autotransporte.
Fuente: LA PATRIA