Alianza estratégica por el desarrollo del Occidente
21 nov 2011
Por: Jorge Lazzo Valera
Como quien diría, “unidos en la desgracia”, así están nuevamente los departamentos de Oruro y Potosí a través de sus autoridades cívicas, que resultan ser la reserva moral de cada región para reclamar sus derechos por la actitud pasiva de sus autoridades regionales y la falta de interés del Poder Ejecutivo, que lejos de buscar una solución alienta otras acciones que generan protestas y rechazo a la postura oficialista.
La actitud del presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma, da lugar a serias interrogantes y quizá la principal: ¿Será que sólo se preocupa por los cocaleros? Organización de los productores de coca agrupados en sus seis federaciones del Trópico de Cochabamba, donde el Primer Mandatario acude a pie juntillas incluso cuando no le llaman, con el único afán de rendir informe y dar cuenta de sus actos para asumir “decisiones”.
La preferencia por el sector de los cocaleros es manifiesta y permite que se constituya en el poder de poderes del Estado Plurinacional, porque allí es dónde se decide la suerte de los bolivianos y determina si el Estado atenderá las demandas de los sectores en conflicto. Clara muestra de ello es la inasistencia del Presidente a las reuniones convocadas por los cívicos de Oruro y Potosí donde nunca acudió Evo Morales, pese a ser oriundo del Occidente del país y tener una machacona crítica referente a las inversiones realizadas en la década del 70 para desarrollar el Oriente del país.
Si el presidente Morales en vez de criticar pasara a la acción con relación a las inversiones, de esa forma -creo que con justicia- podría apoyar al desarrollo de los departamentos de Oruro y Potosí que desde antes de la creación de la República aportan al sostenimiento de la economía nacional, llegando a financiar la exploración y explotación petrolera que permitió el acelerado crecimiento del Oriente boliviano.
Así Evo Morales emulará la acción decidida del extinto presidente Hugo Banzer, no sólo en la represión de las marchas de protestas como ocurrió con los indígenas, sino en lo referente a las inversiones, porque podría sembrar el desarrollo del Occidente del país y de esa forma superar los niveles de pobreza y extrema pobreza que hay en las comunidades campesinas de los departamentos de Oruro y Potosí, donde ahora hay conflictos.
Si hay fuentes de producción, los pobladores tienen ingresos y si existe una mejora en su calidad de vida, ellos no tendrían que avasallar tierras para buscar lugares donde producir sus alimentos de subsistencia y al contrario, estarían pensando en desarrollar industrias y proyectos que les permita aprovechar los recursos naturales no renovables, a partir de su diversificación que ahora resulta ser sólo una meta ideal pero muy lejana en Bolivia.
Por esas razones, resulta importante la actitud asumida por las dirigencias cívicas de Oruro y Potosí para negociar, analizar y revisar la documentación existente sobre su territorio y así determinar a quién corresponden esas tierras a partir de las actas de pacificación suscritas o el procedimiento de revisión de los antecedentes, para seguir siendo regiones hermanas y preservar el espíritu de unidad que debe ser indisoluble, para tener un diálogo permanente que además les permita planificar y pensar con decisión en el futuro desarrollo del Occidente del país.
Esa es la actitud que deben asumir ambas regiones, ante la ausencia del Estado y el poco interés de las autoridades de gobierno que califican un acto de protesta o movilizaciones como “grave” sólo cuando hay muertos, como ha señalado recién la ministra de Justicia, Nilda Copa, con relación a la intervención de la marcha indígena. Son los departamentos de Oruro y Potosí, a través de sus líderes cívicos, empresariales, laborales, universitarios y autoridades los que están obligados a buscar alternativas de solución a sus demandas y para ello bien se podría reactivar el Bloque del Sur, que además de Oruro y Potosí, podrían integrar Chuquisaca y Tarija, para construir un futuro mejor para las cuatro regiones olvidadas del país.
No se puede confiar en el desgastado mensaje publicitario del Gobierno que afirma que el presidente “Evo gobierna obedeciendo al pueblo”, slogan plagiado de las expresiones del Subcomandante Marcos que era quien decía “Gobernar obedeciendo al pueblo en sus necesidades” y no como ocurre ahora, cuando los partidarios del Movimiento Al Socialismo (MAS) repiten hasta el cansancio ese “compromiso” y luego se olvidan porque no conviene a sus intereses.
Asumiendo similar actitud es importante recordar que los gobiernos de la antigüedad también fueron déspotas, indolentes y hasta autoritarios, por lo que los pueblos afectados no se cansaban de repetir “quam miserum est, ubi te captant qui defenderent”, que en buen romance significa: ¡Qué desgracia es vernos traicionados por quienes debían defendernos! Eso es precisamente lo que ahora ocurre con el Occidente del país y ojalá sea la iniciativa, decisión y fortaleza de sus autoridades cívicas las que permitan seguir adelante con el diálogo y la solución definitiva del diferendo limítrofe para vivir en paz y armonía, con el sello de unidad manifiesto a toda prueba.
(*) Periodista
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