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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 De defensor a represor - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
El distinguido ex ministro de Gobierno, D. Sacha Llorenti, fue presidente de la Asamblea de Derechos Humanos, cuya misión principal es defender los sagrados derechos de los ciudadanos consagrados por la Constitución Política del Estado, por la Declaración Universal de Derechos Humanos proclamados el 10 de diciembre de 1948, convenciones y el Pacto de San José de Costa Rica sobre derechos y deberes. Ése es, el trabajo voluntario que se prestan en las organizaciones de esa naturaleza.
Entonces, ¿cómo un defensor de los sagrados derechos puede acceder o aceptar un ministerio que, es de represión, cuyos objetivos son la vigilancia de la paz interna, la represión del delito común, etcétera? La pregunta en recta conciencia nos hicimos nosotros personalmente, quedándonos con la duda por ese salto de un sitial de honor a un ministerio conflictivo, como es el de Gobierno. Lealtad o no, -la lealtad en la vida política boliviana es un tesoro que pocos guardan celosamente- a un Gobierno que se lo ha llamado de cambio es muy discutible, por las connotaciones que implican el ejercicio de un ministerio otrora tenebroso y ahora nuevamente temido.
El análisis de esta columna responde a las interrogantes: la versatilidad de algunos personajes de la política nacional, la penetración de hombres ubicados en la política partidaria a organizaciones de Derechos Humanos. Servir en voluntariado es una excepción, dar el tiempo en una actividad que se invierte y no se recoge nada, más que la satisfacción del deber cumplido. Así fue, el paso de grandes hombres por la Asamblea de Derechos Humanos de Bolivia.
No se trata de aquél aforismo: "A toro caído, lanzada fuerte". Ningún rédito nos dará la renuncia del ahora ex ministro señor Llorenti. (Nos referimos en el plano personal) Simplemente, comentamos el hecho, porque el afán desmedido de poder se acepta sin ninguna convicción un ministerio fuerte, duro para la imagen personal y el honor del que ejerce dicho cargo.
Ha tenido que llegar un momento crucial para el país, como la represión del domingo para que este señor renuncie, no sin antes dejar una estela de dudas sobre su actuación y responsabilidad en el ataque a marchistas que reposaban sirviéndose algo para alimentarse después de una larga caminata.
La Policía no actúa a ciegas, menos sin orden expresa de la autoridad competente. Sus oficiales, jefes y cuerpo responden a una estructura vertical en la que se acatan órdenes. Nuevamente, salta la pregunta: ¿No era un Ministerio de Justicia o quizá de otra rama para continuar las virtudes de un defensor de los derechos humanos?
Al momento de envío del presente comentario, no hay una autoridad visible que haya asumido la grave responsabilidad de la orden de reprimir la marcha. Esto prueba que se oculta más de una verdad, que no hay valor civil para decir "¡yo ordené!" y pongo mi pecho por lo hecho. No se trata de llevar ante un juicio a policías que han cumplido órdenes al tenor de la Ley Orgánica de la Policía boliviana. Esa orden le ha costado y le costará al Gobierno de don Evo Morales Ayma un gran deterioro de su prestigio en el país y el exterior.
Final: deseamos que se restituya la paz en el territorio patrio pero, con el restablecimiento de la autenticidad, de la fidelidad y la verdad que le hará más bien al Gobierno de continuar con los males de la doble moral tan añeja y repetida en la historia de Bolivia.
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