Una arenga presidencial de días atrás causó sorpresa y estupor en los niveles gubernamentales, en el caso político y diplomático, pero especialmente entre los jefes militares de las Fuerzas Armadas de la Nación y de la Naval en forma particular.
El Primer Mandatario fue muy claro en su pedido a los marineros del país al señalarles un instructivo para que “se preparen para volver al mar…deben entrenarse y organizarse”, fue la arenga que obligó a miradas de sorpresa entre los asistentes al acto de recordación de los 185 años de creación precisamente de la Fuerza Naval Boliviana.
La historia nacional recuerda que Bolivia nació como Estado en 1825 con salida soberana al mar. Un año después fue el Libertador José Antonio de Sucre que justamente un 18 de noviembre de 1826 fundó la Primera Escuela Naval Boliviana para sentar presencia de soberanía en los puertos bolivianos como Atacama y otros que luego fueron invadidos por las fuerzas chilenas.
El Presidente boliviano dijo algo más: “Espero no equivocarme y casi estoy seguro, si no es pronto. Bolivia volverá al mar con soberanía”. Qué quiso decir exactamente, es la interrogante que todavía flota en el ambiente y que no aclaró con la premura de siempre el Ministro de Comunicación, las frases quedaron muy claras en el país, pero también llegaron a un destinatario especial, Chile, cuyo mandatario sí se apresuró en responder la arenga de su colega boliviano señalando de manera contundente que “Chile tiene sus FF.AA. perfectamente preparadas para defender nuestra soberanía, nuestro territorio, nuestro mar”. Exactamente sucedió aquello de que palabras, sacan palabras.
Un recuento de los últimos hechos nos lleva al año 2006 cuando se firmó con la entonces presidenta Michelle Bachellet, una agenda de 13 puntos entre los que se menciona el tema marítimo. El tratamiento de ese documento tuvo muchas alternativas y quedó congelado con la nueva administración del presidente Piñera, quien en repetidas ocasiones puntualizó que “Chile no le debe nada a Bolivia”.
La tozudez chilena ha obligado propiamente a nuestro gobierno a buscar un arreglo histórico a través de la demanda internacional en la Corte de La Haya, situación que por supuesto no agradó a la supremacía gobernante de Chile que insiste en el diálogo, pero sin resultados positivos y sin abrir decididamente las posibilidades de tratar el asunto con mayor seriedad y con perspectivas prácticas para devolver el mar con soberanía a Bolivia.
Es justamente esa postergación indefinida en la consideración de la agenda que está vigente, aunque paralizada, que mueve los sentimientos bolivianos y hace que su principal portavoz, el presidente, reclame soluciones concretas y ya no más discursos de una diplomacia pasiva y burocrática.
Y ahí está ahora el meollo del problema, es decir, una arenga del presidente de Bolivia y una respuesta inmediata del mandatario de Chile, en ambos casos incluyendo a las fuerzas armadas de los dos países, con la diferencia que es de suponer en el tratamiento del tema marítimo. En el caso nuestro hay un pedido para que nuestros efectivos se entrenen y se organicen para recuperar el mar; en el otro lado los contingentes militares están listos para defenderlo.
Por lo visto que está ausente en este lado una verdadera estrategia diplomática que permita expresar nuestro airado reclamo por la demora de Chile en atender nuestro centenario reclamo, pero pisando fuerte y debidamente asentados en tierra firme, antes de lanzar arengas que si bien motivan sentimientos cívicos también producen urticaria.
Fuente: LA PATRIA
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