Las demandas de la portentosa Villa Imperial son tan similares a las que se han planteado en Oruro exigiendo de las autoridades de Gobierno una solución práctica, pronta y efectiva. Son las condiciones de una visión de futuro que permita mejorar las condiciones de vida.
Hay muchas coincidencias entre dos pueblos hermanos mineros, precisamente haber aportado con su riqueza al crecimiento del país, al desarrollo de otras regiones, al sostenimiento de un presupuesto que siempre se distribuye entre muchos, quedando muy poco para los que generan la verdadera riqueza.
Han transcurrido muchos años de una vigorosa producción minera, sin pausa y sin tregua, siempre en la proyección de alimentar las necesidades del Estado como tal y de las regiones en particular.
Los hechos demuestran que se dio mucho y no se recibió en la misma proporción, de ahí que las demandas de dos pueblos mineros, casi de manera coincidente apuntan a las mismas expectativas. Un caso evidente es la exigencia de modernos aeropuertos, en ambos casos los proyectos avanzan pero lentamente y se tardó mucho en ordenar su construcción.
Hay necesidad de hacer un buen uso de riquezas naturales y en el plano de la minería Potosí tiene los mejores proyectos, los emprendimientos de la gran minería, el caso de San Cristóbal, San Vicente y San Bartolomé, otras operaciones como Manquiri y las que efectúan miles de cooperativistas, además la urgencia de poner a caminar al elefante blanco de Karachipampa, un conjunto de actividades de alta rentabilidad y sin embargo todavía la pobreza campea en muchas de sus poblaciones rurales. La fábrica de cemento es un anhelo que completará un esquema de desarrollo, como el que se avizora con el litio en el Salar de Uyuni.
La construcción de vías carreteras constituye, como en Oruro, una necesidad de fortalecer los vínculos nacionales e internacionales considerando que esas vías permitirán movilizar las propias materias primas de la región y trasladarlas hacia los puertos del Pacífico o el Atlántico para completar los procesos de comercialización, ojala fuera muy pronto con valor agregado.
Hay similitudes concretas y precisas, como encarar de una buena vez la solución al permanente problema de límites, que lamentablemente enfrenta a los hermanos de Oruro y Potosí debido a la falta de decisiones estrictamente técnicas que definan los límites jurisdiccionales de ambos departamentos para luego fortalecer la unidad que ocasionalmente aparece en disputa.
Con seguridad que orureños y potosinos ansiamos la paz, la concordia, la armonía y del mismo modo las expectativas son paralelas, similares y están dirigidas a lograr mejores condiciones de vida para toda la población, gracias al uso racional de los recursos naturales y en adelante con la seguridad de poder disponer las utilidades en proyectos de beneficio colectivo y ya no simplemente de promoción ocasionalmente política partidista.
El proceso de autonomías permitirá a cada departamento crecer en la dimensión de sus propias posibilidades y de sus verdaderas necesidades. En ésta fecha importante hacemos votos porque la Villa Imperial alcance sus más caros intereses.
Fuente: LA PATRIA
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