EDITORIAL

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Rendir homenaje a la tierra que nos vio nacer, es un deber, más aún cuando es la tierra que nos acoge y permite que vivamos un sinfín de experiencias de las que a diario aprendemos.

En ese sentido es que se hace necesario reconocer el trabajo de los habitantes de esta alta tierra de los urus, gente con coraje y valor, que apuesta por su terruño, y que brinda su esfuerzo para ver su progreso.

Oruro es la enamorada del gringo y del gitano, pues en sus pampas acoge a personas que un día fueron foráneas, pero que hoy se consideran más orureños que cualquiera que haya nacido en esta ciudad, y que buscando “mejores” días se marchó.

Oruro también es cuna del deporte y la cultura, tenemos grandes ejemplos de vida. Hitos históricos nacionales, que han sido marcados por orureños, otrora fue una de las ciudades más pobladas de Bolivia y de Suramérica.

Son muchas las razones que a los nacidos en este suelo nos hacen quedarnos, y cómo no mencionar su magnífico carnaval, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, que precisamente comienza mañana con el Primer Convite.

Acontecimiento que se trata de igualar en distintas latitudes del país, pero jamás han podido igualar, porque el secreto está en la fe y devoción a la Virgen del Socavón, inspiración de cada uno de los danzarines, que llegan rendidos a sus pies para rendirle pleitesía.

Que el Primer Convite sea pues el inicio de la renovación de la fe, para que los orureños continuemos aportando, desde el lugar que nos ha tocado desempeñar, con nuestro trabajo realizado con amor, para el engrandecimiento de nuestra ciudad.

Fuente: LA PATRIA