Al terminar el mes de octubre coincidencias particularizadas de los principales gobernantes advirtieron seriamente sobre la posibilidad de privatizar algunas empresas estatales que no estuvieran cumpliendo efectivamente su rol de producción para lograr beneficios para el Estado y que deben convertirse en factores de bienestar para toda la comunidad boliviana.
Esas advertencias como es lógico hicieron pensar en que algo anda mal en ciertas administraciones de las empresas estatales y que la intención muy clara de los gobernantes es poner en alerta a los funcionarios que están fallando en las responsabilidades que se les asignó, por tanto, quienes no cumplan su trabajo eficientemente están en riesgo, pero además la empresa en su conjunto podría ser privatizada para recuperar su dinámica productiva y permitirle al Estado lograr parte de sus objetivos y no seguir sosteniendo o subvencionando empresas que no tienen una buena definición productiva.
Las grandes empresas del Estado están controlando los dos sectores más importantes en la estrategia financiera del país, son los casos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) con los hidrocarburos y dentro de una nueva estructura ya adelantada la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) que administrará de manera directa la mina de Huanuni y la Metalúrgica de Vinto, se supone que las otras empresas, como el elefante blanco de Karachipampa y algunas minas marginales, continuarán bajo la tutela de la estatal minera.
Hay otra lista de empresas relativamente nuevas, las que cierran sus denominativos con la designación emblemática de Bolivia, como Papelbol, Cartonbol, Lacteosbol y otras que están extremando recursos y esfuerzos para mostrar que “las empresas estatales pueden salir adelante”, claro que no todo es color de rosa en esos emprendimientos.
Lo que marcamos en nuestro comentario editorial referido al tema y la “advertencia de privatización” es algo que se planteó como remedio a los males que se hubiesen detectado y que han impulsado al gobierno a señalar que “la privatización volverá si la gestión de las estatales falla”. Y eso hace presumir que algo realmente grave está ocurriendo.
Por ejemplo ha vuelto a inquietar algunas situaciones que hacen de la estatal petrolera YPFB una nueva víctima de la corrupción al detectarse el desvío de grandes cantidades de combustible en una estación del distrito oriental, en lo que parece ser una verdadera red de corrupción que por supuesto tiene muchas ramificaciones al interior de la propia estatal.
¿Cómo estamos por el sector de minería? Es una interrogante que también deja ciertas dudas sobre lo que significará para la Comibol, el reto de administrar las dos empresas más importantes de la minería y metalurgia, Huanuni y Vinto, que así como se las menciona son dos eslabones importantes de los proyectos del sistema tradicional minero, por sus condiciones “inseparables”, pues Huanuni debe nutrir de concentrados a la Metalúrgica y la fundición con un nuevo y gigante horno estará en condiciones de devorar grandes cantidades de concentrados… que no están planificados.
Puede haber muchos cabos sueltos en este proceso de impulsar directamente las actividades productivas más importantes del país, el caso de hidrocarburos y minería, precisamente los más vulnerables por sus condiciones sociales internas. En todo caso puede tratarse simplemente de presunciones, pero las mismas preocupan, porque “cuando el río suena, es que piedras trae”.
Fuente: LA PATRIA
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