Todos Santos es fiesta de alto contenido teológico espiritual
02 nov 2011
Fuente: LA PATRIA
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A partir del medio día de ayer la ciudadanía celebra la festividad de Todos Santos y se aprestó a recibir las almas de sus seres queridos, para compartir una visita llena de espiritualidad que es una costumbre arraigada en los cristianos que recuerdan cada 1 y 2 de noviembre a sus difuntos, los santos y mártires de la Iglesia Católica.
Para recibir a las almas se arma una mesa con ofrendas, especialmente preparada para los difuntos, donde se colocan los alimentos y golosinas que en vida les gustaban, compartiendo con vecinos y visitantes que llegan hasta los hogares para corear estribillos y rezar oraciones a cambio de masitas y dulces.
En la cultura boliviana se celebran tradicionalmente dos fiestas cristianas, la primera Todos Santos y la segunda de los Difuntos, ambas ricas por su contenido teológico y espiritual, explicó el Obispo de la Diócesis de Oruro monseñor Cristóbal Bialasik.
La fiesta de Todos Santos pone de relieve la vocación universal de los cristianos a la santidad, siendo esta la primera y fundamental vocación de los bautizados y expresión de su gran dignidad, según el prelado.
La comunión de los santos consiste en una peregrinación, purgante y triunfante, donde se origina una verdadera comunicación espiritual de bienes con consecuencia de la unión de todos los creyentes con Jesús y en la iglesia.
Los cristianos gozan de un patrimonio común formado por los méritos de Cristo y las buenas obras y la plegaria de la virgen Santísima y los Santos, manifestó el Obispo diocesano.
Señaló que tradicionalmente en el departamento de Oruro la fiesta de los difuntos se recuerda con el armado de una mesa donde se encuentran ofrendas (masas preparadas con formas de sol, caballos, escaleras, luna, trenzas, pero también adornan este espacio con flores, chicha, agua, caña, velas y las tradicionales tantawuawuas).
Las familias orureñas esperan la llegada de las almas que se cree se produce al medio día del día 1 de noviembre, preparando la mesa con fruta, kispiñas, maicillos y bizcochuelos al igual que una variedad de alimentos que en vida fueran los platos preferidos de los difuntos y en ellos se introduce un pedazo de paja creyendo que puedan absorber el aroma de la comida preparada.
Así también los dolientes esperan la llegada de los grupos de niños y adultos que oran por las almas de sus seres queridos, en coro rezan el Ave María, Padre Nuestro. En cambio la niñez le da un matiz más carismático por ejemplo “hay viene Gargamel con su gato Asrrael trayendo Pitufitos para la Virgen María”, luego reciben, en gratitud, un puñado de masas dulces y para los mayores acompañadas de vino u otras bebidas.
La recepción continúa hasta al medio día del 2 de noviembre, puesto que es el momento propicio para despedir a las almas y acompañarlas hasta su último lecho, el cementerio, donde también se ora por el eterno descanso del alma del ser querido, amigo o vecino.
Fuente: LA PATRIA
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