Martes 01 de noviembre de 2011
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Resulta fascinante visitar Oruro, caminar por sus calles desordenadas: mezcla de ruido, comercio y gente. En las tardes invernales es muy agradable tomar un vaso de api con su inseparable pastel, en el mercado Fermín López, para reservar calorías que servirán para contrarrestar el frío bastante crudo y seco de la ciudad.
Oruro es una ciudad encantadora, con sus calles estrechas, destino de todos aquellos aficionados a la cultura, de todo el mundo, por su majestuoso Carnaval. La calle La Paz es muy característica porque en ella se concentran todos los artesanos del carnaval: careteros y bordadores.
El Santuario del Socavón representa la parte más prestigiosa y emblemática de la ciudad; símbolo del carnaval orureño, Patrimonio Cultural e Intangible de la Humanidad, por ser la más alta expresión cultural y religiosa de su pueblo.
El paseo que está en la parte superior de la avenida Cívica, donde se asienta la feria del Calvario, ofrece una vista digna de una postal, lugar muy concurrido en los fines de semana.
A cualquier hora del día los transeúntes pueden ser sorprendidos por el agradable sonido de una banda, ya que Oruro alberga a las mejores del país.
