Un dirigente de los marchistas del Tipnis dijo después de solucionarse el conflicto que nuestros gobernantes deberían estar casados ya que el régimen matrimonial les ayudaría en la solución de muchos problemas sociales y políticos.
Como no me gusta entrometerme en la vida privada de nadie, pregunté a mi Consejera Espiritual a quiénes se refirió el dirigente beniano respondiendo rápidamente la cholita cochabambina: “A quién más ha de ser compadrituy, sino al Evo y al Alvarín que andan por la vida como gallinitas sin huato…”, expresión criolla regocijante que utiliza nuestro pueblo para referirse a personas que andan por el mundo libremente cacareando y poniendo huevos, como seguramente lo hacen el presidente Evo y el vicepresidente Álvaro, lo cual no me consta pero que se rumorea en lo gallineros.
Macacha que lleva su viudez dignamente, o sea asistiendo piadosamente a su compadre que soy yo gastando conmigo la plata del difunto señor Racacha y sin olvidarse del finado cuando llega el Día de Difuntos, se pronunció tajantemente a favor del urgente matrimonio de todos nuestros dirigentes políticos masistas, atribuyendo al solterío de éstos la mayor parte de sus errores políticos y económicos.
Explicando sus tesis, mi comadre cochabambina me preguntó: “¿Usted cree, compadrituy, que si Evo hubiera sido casado se habría atrevido a anunciar el gasolinazo que fue uno de sus primeros errores…? No lo habría hecho nunca, compadre, porque antes su mujer le habría sacado la mugre porque todas las mujeres sabemos que la gasolina es inflamable”.
Convencido de la sabiduría práctica de la mujer, y especialmente de la mujer casada, pregunté a mi comadre viuda si Evo (en caso de haber estado casado) habría permitido la represión policial (atroz y brutal) contra los marchistas del Tipnis.
Mi comadre cholita se agarró de sus polleras, como antes lo hicieron sus ascendientes Heroínas de la Coronilla y dijo con voz vigorosa: “Si Evo hubiera estado casado le hubiera contado a su esposa su decisión represiva, aquélla lo habría arañado y lo habría agarrado a sopapos y le habría bajado los pantalones propinándole tres chicotazos y luego lo habría amarrado a su cama (la de ella), pero Evo no habría cometido ese grave error que luego se convirtió en derrota política”.
Las palabras de Macacha fueron convincentes.
Para concluir, le pregunté qué habría sucedido con Álvaro García Linera si se hubiera casado cuando era joven. Macacha meditó unos instantes y luego me dijo: “Su esposa le habría enseñado a leer la vida en vez de leer libros sin entenderlos totalmente y le hubiera enseñado a ser papá y a que le entregue su sueldo mensualmente”.
Una charle muy ilustrativa.
PAULOVICH
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