La gestión educativa trasciende la administración educativa, que concibe a la escuela como empresa que presta servicios educativos a un conjunto de personas consideradas clientes, para otorgarle un carácter más académico e institucional y, fundamentalmente, más humano. En esta etapa de descolonización de la educación, es necesario romper con esa visión colonialista de la gestión, una gestión que favorezca la convivencia pacífica y apunte al mejoramiento de la calidad de vida, algo que desde la cosmovisión de nuestra cultura se comprende como el Vivir Bien, no sólo vinculado al ser humano, sino desde su profunda vinculación con todo cuanto existe, con la naturaleza, con el cosmos, con toda forma de existencia en permanente respeto.
La experiencia señala que las prácticas de gestión más exitosas son las que se enfocan en la interacción entre las personas, razón por la cual será vital tomar en cuenta factores como: el clima organizacional, la comunicación, el liderazgo y la gestión de conflictos. Estos elementos, sin lugar a dudas, tienen que ver con un elemento fundamental: la convivencia. Por otra parte, en la planificación educativa se habla de la importancia de la participación de la comunidad, elemento que también tiene que ver con lo relacional; por tanto, también con la convivencia.
Tradicionalmente, administración y planificación, han estado contrapuestas, situación que responde a una visión verticalista, que considera que por un lado están los que planifican y por otro los que administran o ejecutan lo planificado; sin embargo, ambas son sólo dos caras de la misma moneda: la gestión educativa. El administrador (Director) debe saber identificar las interrelaciones que se tejen en el contexto educativo y desarrollar capacidades y habilidades que le permitan analizar el contexto en el que se desenvuelve y que posibiliten la implementación de procesos pedagógicos acorde a las necesidades educativas locales y convenientes a los procesos de aprendizaje y enseñanza.
Con la promulgación de la Constitución Política del Estado, el Plan Nacional de Desarrollo, la Ley Avelino Siñani - Elizardo Pérez, la gestión educativa adquiere centralidad porque se constituye en el medio que permite la concreción de las políticas educativas. La Gestión y Planificación Educativa debe busca reafirmar en los futuros administradores una sólida formación política, con plena consciencia de su rol como agente transformador de la realidad y como gestores de mejores relaciones de convivencia entre los diferentes actores de la comunidad (autoridades, instituciones y organizaciones) al interior de los centros educativos.
La necesidad de formar ciudadanos cuestionadores y críticos, pasa también por la transformación en la gestión educativa y el tipo de relaciones que se establecen entre la educación y las instituciones. No será posible formar sujetos emancipados, si a pesar de existir una formación con contenido liberador, se tiene una práctica cotidiana de colonialismo y dominación o de reproducción cultural. Por lo que existe la necesidad de promover una nueva forma de hacer gestión educativa que apunte a la emancipación desde las bases; que contribuya a democratizar la escuela, que cuestione la cultura verticalista, las relaciones basadas en el abuso de poder, la relaciones de discriminación, sean éstas de género, de clase, pertenencia étnica o de otra índole.
Desde la Gestión y Planificación Educativa, se busca sentar las bases para transitar hacia un estilo de gestión comunitario - participativo, una gestión educativa intercultural, caracterizada por procesos de reflexión - acción permanente, que posibilite desarrollar habilidades para aceptar la pluralidad, para tratar con lo complejo, para trabajar en redes y en equipo, para implementar proyectos comunitario productivos que favorezcan la generación de liderazgo, que permita reconocer demandas sociales y gestionarlos de manera constructiva mediante el establecimiento de acuerdos. En este contexto, hace falta propiciar el trabajo en equipos comunitarios de forma que la colaboración generada facilite la comprensión, la planificación, reflexión y acción conjunta acerca de qué se quiere hacer y cómo, desarrollando valores sociocomunitarios; para lo cual, es preciso generar mayores y mejores flujos de información, comunicación y coordinación al interior y exterior de la escuela. La nueva gestión educativa, partiendo de un pluralismo epistémico, debe permitir la descolonización de la educación y con ello, de las formas de hacer gestión mediante el diseño de modelos locales que rescaten aquellas prácticas propias de nuestras culturas. Requiere desechar modelos tradicionales, basados en modelos positivistas, que responden a contextos ajenos al nuestro, recuperando prácticas ancestrales en la que el diálogo de saberes tenga un rol protagónico. En esta nueva forma de hacer gestión, deberá jugar un rol preponderante, el fortalecimiento del poder local. Para Green, el gobierno local es fundamental, porque de él depende la fortaleza de la planeación zonal, regional, nacional y la capacidad de responder al plan de vida comunitario, elemento que en la nueva forma de hacer gestión educativa es fundamental.
Este modelo de gestión educativa debe posibilitar el desarrollo de programas, el diseño de proyectos con participación de la comunidad; debe favorecer la puesta en marcha de proyectos productivos y proyectos de investigación - acción participativa; debe permitir un aprendizaje compartido, de ida y vuelta entre la Escuela y la Comunidad, adecuándose a sus ciclos, a sus tiempos, respondiendo a sus necesidades; pero también tiene el desafío de promover la investigación para generar la construcción de conocimientos. Asimismo, debe responder a las demandas de la comunidad mediante el ejercicio de un liderazgo orientador y concertador, que acompañe, comunique y anime a los demás integrantes; que haga posible el desarrollo de procesos de delegación, de gestión constructiva de los conflictos mediante la generación de procesos de diálogo, la construcción de consenso y el uso de mecanismo como la mediación; por otra parte, también debe favorecer el trabajo en equipo para crear compromiso con la finalidad última de mejorar la calidad de vida. En síntesis, esta nueva forma de hacer gestión educativa debe posibilitar una mejor convivencia mediante una gestión democrática, productiva, solidaria y soberana para Vivir Bien.
(*) Director Distrito Santiago de Huari
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