Los dos primeros encuentros de las clasificatorias que nuestra selección del fútbol sostuvo contra Uruguay y Colombia y que (duele recordarlo) terminaron en sendas derrotas, una vez más empujan al mundo futbolero (hinchas, dirigentes de equipos, prensa deportiva, etc.) a reclamar, criticar, sugerir, orientar, reprochar, maldecir, lamentar, etc.
Es que resulta que lo anterior es ya recurrente desde hace décadas en nuestro querido fútbol. Decir que la estructura organizativa del fútbol está mal, decir que faltan divisiones inferiores y otras cosas por el estilo, no son argumentos de hace un mes o un año sino de hace mucho tiempo atrás. Incluso aquella clasificación histórica a USA 94, no fue tan gloriosa como se pinta ahora; es que la lejanía del tiempo comienza a adornar aquel logro con rasgos de leyenda.
Recordemos que una huelga de jugadores con la consiguiente suspensión de campeonato ayudó mucho al “equipo de todos”, dándole tiempo y tranquilidad para el entrenamiento; seis puntos logrados ante Venezuela (en ese entonces la más débil de Sudamérica) como locales y como visitantes nos ayudaron sobremanera, además de aquel empate como visitantes ante Ecuador. Claro que no olvidamos el triunfo ante Brasil en La Paz, similar a lo que acaba de hacer Venezuela ante Argentina hace unos días.
¿Somos capaces?
Seguramente que sí, pero habrá que replantear muchas cosas empezando por unificar en un solo ente las tres cabezas (Liga, ANF, FBF) que rigen el fútbol nacional. Pero además los entrenadores de equipos y de las futuras selecciones tendrán que apostar sin miedo a la gente joven. No se puede entender la terquedad y capricho de hacer jugar a Moreno, Martins, cuando su momento fulgurante ya pasó hace varios años (fue el gran goleador de una copa Libertadores jugando para Cruzeiro). En contrapartida Andaveris (aunque ya no tan joven) no es utilizado desde un inicio y ni qué decir de los jóvenes Ramallo (Strongest) y Pastor Tórrez (Real Potosí), que ni siquiera son tomados en cuenta.
Seamos capaces pues de apostar por la juventud que está con hambre y sed de gloria.
Otros deportes
Conseguir gloria deportiva implica detenerse a considerar otras disciplinas y no sólo centrarse en el fútbol. Veamos el caso argentino, que desde ya, tiene (y de sobre) bastante gloria en el fútbol, pero además ocupa primeros lugares en el Rugby (deporte completamente desconocido para nosotros) con el famoso equipo de “Los Pumas”.
Hace unas semanas en Hockey sobre Patines (otro deporte que no conocemos) la selección argentina disputaba la final ante España. Pero hay más; las famosas “Leonas”, es decir la selección argentina de damas en Hockey sobre pasto no desentona en el concierto mundial con grandes logros.
En el tenis, nombres como Nalbandian, Del Potro, Coria o Chela son protagonistas y dan batalla en diferentes torneos de la ATP. Y algo más: Argentina es una de las potencias mundiales en basquetbol con varios de sus seleccionados en la NBA a la cabeza de su abanderado Ginobili.
¿Y nosotros?
Por cierto hay deportes individuales en los que podemos destacar, aunque necesitan políticas de apoyo estatal; tal el caso del raquet y del bicicross, deporte éste último en el que tenemos un subcampeón mundial, digno heredero de Paolo Víctor Aguilera, aquél cruceño que fuera hace varios años pentacampeón mundial (quizás no todos sabían esto).
Si queremos gloria deportiva, tendremos que mirar a otros deportes y lograr alguna medalla olímpica, pues somos el único país de Sudamérica que aún no obtiene la gloria olímpica.
Tenemos medallas en Juegos Bolivarianos, en juegos Odesur y algunas en Panamericanos, más no en la gran cita olímpica. Tendríamos que fijarnos en algún deporte “chico”, y a partir de allí comenzaría también en el deporte, un proceso de cambio.
(*) Comunicador Social
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