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Domingo 23 de octubre de 2011

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Revista Dominical

Con altura, desde las tierras bajas

Dignidad intacta

23 oct 2011

Fuente: LA PATRIA

Marchistas defensores del Tipnis transmitieron sólido mensaje de unidad • Por: Mónica V. Aramayo Quinteros - Editora General LA PATRIA • Fotos: Lucio Valdivia

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Las miradas de esperanza de cientos de hombres y mujeres, entre ellos incluso niños, caracterizaron el ingreso triunfal a Plaza Murillo de los “guardianes de la naturaleza”, que desde el 15 de agosto decidieron marchar desde los llanos orientales hasta las montañas del altiplano paceño, para hacer conocer su voz de protesta y rechazo a que toneladas de asfalto cubran una parte del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), como era intención del actual gobierno comandado por el presidente Evo Morales Ayma.

Habrá que ponerse a pensar cómo vivieron los marchistas durante los 66 días que duró la travesía, con seguridad más de uno pensó abortar el emprendimiento y probablemente algunos así lo hicieron, pero muchos otros continuaron en la lucha, con la primigenia idea de defender su entorno de vida, donde los indígenas viven, con limitaciones sí, pero ellos, por lo que se ve y se conoce; así dicen sentirse felices.

No quieren que su forma de vida sea afectada, allí hombres y mujeres indígenas viven y vivieron por generaciones, cogiendo de la naturaleza sus alimentos, herramientas, medicamentos y hasta ropa.

Antes de emprender la marcha manifestaron su decisión de defender con su vida la reserva natural del Tipnis, “antes que vivir extendiendo la mano al borde de la carretera”, que se anunció iba ser construida, referían por entonces que con arcos y flechas defenderían su hábitat, y fueron esas armas las que enarbolaron, junto a la tricolor nacional para iniciar una marcha e internarse en terrenos, por entonces, para ellos conocidos.

Luego, con el paso de los meses, avanzaron hacia senderos desconocidos y que sólo ellos saben los panoramas y sinsabores que les iban a ofrecer, pasaron 66 noches y días acampando donde la noche los cobijaba, teniendo como testigo de su hazaña, únicamente a la naturaleza, esa naturaleza a la que decidieron defender “con arcos y flechas” y nada los hizo cambiar de opinión.

Bien decía el ingeniero Igor Murillo, en visita a LA PATRIA el mes de julio de éste año, que aquí en el altiplano, poco se escuchó hablar del conflicto del Tipnis, probablemente por la distancia geográfica que nos mantenía alejados de los indígenas de tierras bajas, pero, con el pasar de los días el tema cobró vigencia nacional y una vez más atrajo la mirada de la prensa internacional hacia esta región del planeta, hasta ser el instrumento que caló hondo en el sentimiento boliviano que respondió con la sabia unidad del soberano.

Bolivia una vez más se posesionó en la agenda mundial, como espacio de atención, cuando los indígenas, “hermanos del presidente Evo Morales”, emprendieron su protesta, probablemente al principio sólo unos cuantos y luego, con el pasar de los días y meses la movilización se fortaleció. Su intención era hacer entrar en razón sobre el daño que iban a provocar al medio ambiente, quienes planificaron la construcción de la carretera extendiendo la cinta asfáltica cubriendo parte de esta reserva ecológica. Simple y llanamente.

Los indígenas movilizados no merecieron la atención del “hermano” y en su lugar más de una decena de ministros de diferentes carteras, acudieron al encuentro con los marchistas con el objetivo de persuadirlos para declinar en su movilización, pero no lo consiguieron.

Los indígenas orientales, se posesionaron en la decisión de hablar con el Primer Mandatario, quien a lo largo de los dos meses y algo más que duró la marcha, tuvo tiempo para viajar a otras regiones del país y diferentes países del mundo. Allí donde el Presidente llegaba, todavía continuaba emitiendo discursos en defensa de la Madre Tierra, también se dedicó a bailar y probablemente hasta a jugar futbol, sin atender las demandas de quienes con su voto, contribuyeron a la asunción de un “indio”, como se define el propio Morales, a la silla presidencial.

Pasaron los días y un conato de fracaso intentó afectar la movilización, cuando la legión de policías, “por instrucciones superiores”, llegó hasta Yucumo para intentar desmovilizar a los “guardianes del Tipnis”, los maltrataron físicamente, los maniataron, los amordazaron, los insultaron y se reportó niños desaparecidos en el monte, pero más allá de debilitarlos, la agresión los fortaleció. De esto también suficiente se vio por la televisión, pero, nada detuvo a los marchistas que triunfantes el 19 de octubre consolidaron el objetivo de llegar a La Paz, aunque sin todavía hablar con su “hermano” Presidente.

Esta histórica movilización, tuvo también a niños protagonistas, aquellos hombre y mujeres del futuro, que quizá no recuerden lo que pasaron en esta caminata, cuando a pie o en brazos de sus padres y madres, cruzaron, montes, valles, ríos y quebradas. Pero serán parte del ejército de héroes anónimos, que todavía se mantienen en lucha por defender esa área conocida como el Tipnis, o como decían otros niños que los recibieron en la marcha agradeciendo por defender los pulmones del planeta.

UNIDAD

Esta movilización concebida hasta algo más de dos meses probablemente “en pequeño”, tras su posicionamiento como parte principal de la agenda nacional, despertó el interés de los bolivianos, que de a poco comenzaron a manifestarse sobre el conflicto, teniendo como corolario las escenas que el 19 de octubre miles de bolivianos vieron en directo y otros miles a través de las pantallas de televisión. Las palabras están por demás para describir la solidaridad manifestada por la población y el mensaje de unidad que logramos construir en torno a la defensa de la naturaleza.

Desde ese no tan lejano 15 de agosto al 19 de octubre, los indígenas, a pesar de los vejámenes sufridos, el vivir más de dos meses a la deriva, alejados del seno familiar, soportando la rigurosidad del clima y otra serie de factores, completaron su caminata, con la dignidad intacta y reavivando el sentimiento boliviano.

El lado negativo de todo esto es como siempre, tras la “mesa servida” es la aparición de políticos que buscan llevar agua a su molino, aprovechando la movilización indígena.

Fuente: LA PATRIA
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