Loading...
Invitado


Domingo 23 de octubre de 2011

Portada Principal
Revista Dominical

Trabajo social del Taller Pankaritas

23 oct 2011

Fuente: LA PATRIA

Por: Marlene Durán Zuleta - Poeta, escritora y compositora

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Se celebró el Día de la Mujer, con homenajes literarios, artísticos, musicales, el 11 de octubre rememoramos a la solitaria y apacible Adela Zamudio, que dejó su elegía en la palabra, el registro de su poesía la ha hecho inmortal. Agitó pañuelos para que la mujer tenga algo de libertad, cuando habló en voz alta no estaba ofendiendo a nadie, solamente remarcaba los derechos, era razonable, los sueños en ese tiempo debían ser compartidos; es decir la mujer según la poeta, tenía que tener el mismo pedestal que el hombre y juntos se aproximaran a la lectura de un buen libro. Existía una atmósfera rigurosa hacia la mujer que debía quedarse en casa (posiblemente era bueno, sin embargo, por lo que se vislumbra todo ha cambiado, algunas decisiones son buenas y otras dan a pensar y repensar). Hoy la mujer describe la realidad, crea, cuando nos asomamos a lo telúrico, nos conmueve la insensibilidad, por lo breve de la vida.

Esta fecha tan significativa debe recordarse a diario, porque en torno a la mujer gira la familia, el horizonte, los recursos compartidos del amor que se convierten en memoria pétrea, en el pilar de la sociedad.

Cuando hay fervor y vocación, celebramos estos valores, que se traducen y se instaura el lenguaje de servir, se vuelve natural, cotidiano, un mensaje que ninguna mujer por muy pesado que fuera, llega a claudicar, el trabajo es imprescindible, cotidiano y personal. Lucha y desafía, con esfuerzo logra gratificarse para estima personal.

En esta línea Maritza Ajhuacho Cortez de Hanssen, se asoma a las labores de beneficencia, cálidos colores iluminan el arte que es su destino. Apasionada y consecuente con la Comunidad Vito, otrora alejada del radio urbano, al presente considerada dentro los límites de la ciudad, se ufana por llegar a este espacio, donde los habitantes son devotos de los santos. Un Puente Español distinto por la buena o mala suerte de esta época se muestra sin humedales, extendiéndose hasta el cerro próximo.

Su formación como Maestra, con mención Pedagogía, Artes Plásticas, Comunicadora Social, (recibió un premio como la mejor alumna junto a Jorge Condori Crespo de manos del comunicólogo Luis Ramiro Beltrán), realizó varios Diplomados en el área educativa, tiene un proyecto escrito: “Implementación de un Centro Educativo Multicultural en la Comunidad Vito para evitar la Migración y la Pérdida de su Identidad”. La autora no ha medido su itinerario de servir al prójimo y ha creado un Taller de servicio a favor de las mujeres de esta comunidad, comenta: “Alfabetizar no sólo consiste en leer, escribir lo necesario y estampar la rúbrica”, está convencida que la mujer debe tener su propia identidad, es decir su escasa educación acceda a convivir con la naturaleza, debe ir más allá de la memoria. Es necesario que tenga un grado de aprendizaje manual, que le permita tener una independencia económica y en el instante preciso pueda enfrentar problemas familiares, con equidad y justicia.

Esta comunidad está habitada por 400 personas entre la tercera edad, se encuentran mujeres, jóvenes y niños. Los hombres han migrado a la ciudad y otros lugares, en busca de empleo. Algunos niños estudian solamente hasta la mitad del nivel primario.

Precisamente son ellas, las que cuidan a la familia, la Iglesia, ganado, a la que profesan no sólo con el corazón, también con toda el alma, por sus tierras que son sagradas.

Maritza, inquieta con el trabajo social que ha emprendido a través de su atelier ha denominado Pankaritas, homenaje al ser que le dio la vida, en aymara dice: Pa de papá y Pankaritas Flor, en homenaje a su papá y mamá Florinda, precisamente dedica parte de su tiempo al trabajo social. Valora la perseverancia de las mujeres que siguen la orientación en el quehacer cotidiano.

Los viajes son frecuentes hasta la Comunidad Vito que está a 10 minutos de la ciudad universitaria, en ocasiones lleva consigo a madres de familia de esa región, hasta su estudio y con habilidad innata las capacita con clases de artesanías, manualidades, para hacer ver que la obra, la creación valiosa son de las mujeres, señala: “Debo estar donde me necesitan, para alentarles con mi voz, esta es otra forma de hacer comunicación de tú a tú, aliviar, compartir materiales”, creo que sobre todo ello es solidaria.

Esta destreza en ocasiones es compartida a citadinas, que acuden para aprender otras especialidades, algunas de ellas se forman y practican para hacer otro tipo de trabajo social, conocimientos calificados como mano de obra, sirven como medio de vida para familias de pocos recursos económicos.

Maritza de Hanssen, no es dependiente de ninguna organización privada ni estatal, tampoco recibe colaboración económica, sólo prevalece el afán de ayudar a las mujeres que necesitan de sus conocimientos y cultivar en la mujer que el trabajo enaltece. La visión es formar líderes, ha roto los esquemas de todas las reglas, debe comprenderse que este modo de compartir y transmitir al mismo tiempo responsabilidad y seguridad es avanzar para evitar la discriminación del mismo género.

Así como surgen las oportunidades se aumenta la fortaleza y se empequeñecen las debilidades, son estas mujeres con una autoestima que asciende, no son feministas sino femeninas con carácter, para llevar adelante sus hogares, precisamente la señora Lidia Noya es líder de esta comunidad y refleja respeto, a cargo de ella se encuentran todos los habitantes.

El pasado años cuando solicitaron ayuda para restaurar el templo de la Comunidad Vito, se observó desigualdad de género, sintiéndose marginadas de un trabajo que querían compartir, cuándo algunos restauradores citadinos consultaban cuánto ganarían. Cómo iban a pagar si apenas alcanza para compartir el alimento, era para poner una cuota de sudor, ellas festejarían preparando los alimentos. Desconcertadas por una cronología de peripecias, optaron por dialogar y realizar el trabajo iniciado por ellas.

Así como estas féminas, existen grupos que trabajan y comparten el sacrificio un ejemplo las Warmis Yanaparicuna y otras instituciones, sostienen a sus familias, por ser más vulnerables, tienen demandas quieren que sus hijos accedan a una mejor educación.

Desde todos los puntos cardinales el Día de la Mujer, tuvo un espacio para rendir homenaje, sin distinciones. El Grupo Paloderozza, volvió a brillar con una importante exposición de pintura femenina, para quienes aprecian la mirada de bellos colores y temas. Que esta sensibilidad sea perenne no sólo con la pintura, la escultura que nos recrea, la música, la poesía y el arte, pasión que expresamos de forma natural, porque somos la obra de la inteligencia del Ser Supremo llamado Dios.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: