La ingobernabilidad y el deterioro político del MAS
23 oct 2011
Por: Fernando Valdivia Delgado
Las tensiones políticas que Bolivia experimenta desde hace 70 días no encuentran el camino de la distensión, el diálogo y muy pocos síntomas se dan para identificar una salida saludable al problema planteado en defensa del Territorio Indígena del Parque Isiboro - Sécure (Tipnis), que ha ingresado a la difícil etapa de la negociación en el marco de un profundo deterioro político que afecta, sobre todo, a la estructura del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) en su relación con las 36 naciones originarias que llegaron caminando desde sus tierras de origen hasta La Paz. La única intención de estos pueblos, se traduce en ser escuchados por el Presidente del Estado Plurinacional, sobre su objetivo de preservar la vida, la naturaleza y su cultura ancestral ligada al ecosistema donde habita cada uno de ellos, a través del cumplimiento de la Constitución Política del Estado y las leyes nacionales e internacionales que rigen la materia.
Tres días después de su llegada a la Sede de Gobierno, al abrigo de un apoteósico recibimiento que tributó el pueblo paceño en su conjunto, con sus manifestaciones de solidaridad, apoyo moral y material y la seguridad de mantenerse en vigilia ante cualesquier emergencia, el Gobierno no modificó su “comportamiento” que se hizo clásico el cerrar las puertas al diálogo con el discurso agresivo, denigratorio y ofensivo y que, además, ensayaba la posibilidad de convertir con la repetición persistente, una “mentira, en la verdad irrefutable”, sin éxito alguno. Hasta el fin de semana, se intentó “algunas muestras” de buena voluntad, empero, son muchos los factores negativos que significativamente pesan en el ánimo de los marchistas.
En otras palabras, se mantiene en la memoria, por ejemplo, el alto grado de violencia verificada el 25 de septiembre último, cuando por “órdenes superiores”, efectivos de la Policía Nacional ejercitaron una cruel, brutal, atroz, inhumana y descontrolada represión contra la columna de marchistas que habitan el Territorio Indígena del Parque Isiboro Sécure, en momentos en que estos cumplían un periodo de descanso ante la imposibilidad de continuar con su objetivo de marchar y llegar a la ciudad de La Paz, debido al bloqueo organizado por dirigentes y colonizadores del MAS, en la zona de Chaparina, próxima a la localidad de Yucumo. También pesan, los ofensivos discursos que el Presidente y Vicepresidente pronunciaron a lo largo de todo ese tiempo, además de la burla con que manejaron los temas, aquellos ministros que “intentaban negociar” en el camino.
Estas dificultades que enfrentan las partes para encaminar un “proceso de diálogo”, con las características de ser “franco, abierto y sincero”, no será posible porque las condiciones de la coyuntura no lo permiten. Aparentemente, son muy grandes y muy graves las consecuencias que debe asumir la estructura gubernamental, tanto en el sustento político, como en el ejercicio del poder y la futura administración del Estado.
Está implícito que “la primera factura” que el Gobierno debe pagar, es el resultado real y objetivo de las elecciones judiciales, vistas en todo el territorio nacional, como la muestra terminante de rechazo a su gestión y “al objetivo de cambio” que propuso al aprobar, en la Constituyente, la Calancha (Sucre), Oruro y, finalmente, en el Congreso Nacional, en un “proceso” abiertamente “manipulado a gusto y sabor” de las necesidades partidarias. De hecho, los resultados de estas elecciones comenzaron a cambiar y su manipulación con el necesario concurso de “expertos”, se hace muy notoria a través de una alarmante desorganización en la recepción y manejo de los sobre correspondientes a los votos nulos y válidos. Mientras los votos nulos desaparecen, sube el nivel de los “votos válidos”, en un “proceso encubierto” por los acontecimientos de la marcha por el Tipnis
Es importante aclarar que está en la conciencia nacional que el “voto nulo” ha ganado en todo el territorio nacional, cuyo nivel sumado a los “votos blancos”, hacen más del 70% de la votación nacional. Los futuros resultados que se obtengan mediante el cómputo del Tribunal Nacional Electoral, evidenciarán que las denuncias sobre la “práctica del fraude” eran evidentes y el MAS logrará sus dos objetivos propuestos: Cooptar oficialmente el Poder Judicial e imponer en Bolivia, el “poder total”. Pero, además, sólo logrará “engañar al pueblo y engañarse así mismo”, al posesionar a las futuras autoridades judiciales sin la legitimidad que garantiza el voto del pueblo, puesto que, de hecho, sólo ganaron su nombramiento con los dos tercios de la Asamblea Legislativa y perdieron la confianza ciudadana.
El soberano, empero, ya no inclinará su decisión a favor del “proceso de cambio” y, por el contrario, las condiciones de ingobernabilidad incorporan un nuevo escenario de descontento social, en una fase en la cual se fortalece la conciencia ciudadana como respuesta a las contradicciones políticas que emergen del gobierno.
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