No me pareció justo que el diálogo entre el Gobierno y los marchistas del Tipnis se realizara en el Palacio de Gobierno entre representantes que duermen ricamente en camas blandas y calentitas y los benianos que tratan de descansar sobre las frías losas de la Plaza Murillo apenas abrigados por una manta o un abrigo.
Ante esa inhumana diferencia, mi comadre cochabambina y yo decidimos solidarizarnos con los infortunados y tratamos de ingresar a la histórica plaza paceña, lo cual nos fue negado por las fuerzas policiales que nos ahuyentaron del lugar con gases lacrimógenos que nos obligaron a refugiarnos en la Plaza de San Francisco.
Tal vez esa descripción podría llevarnos a pensar que los paceños nos encontramos en plena contienda bélica o en los prolegómenos de una contienda civil, pero como diría un político y pensador cochabambino y marxista “así nomás son las cosas porque así son”, y esas palabras obligaron a mi comadre a decirme: “Vámonos ahora mismo a Cochabamba porque la sinrazón se ha apoderado de las autoridades gubernamentales que parecen decirnos ‘la cosa está que arde y hay orden de no aflojar la Plaza Murillo porque es muy estratégica’”.
Montamos en mi motocicleta Harley Davidson y nos dirigimos a Cochabamba donde se realizaría un sensacional debate en los comedores del Bar Comercio (El Barco) sobre un tema actualísimo “Evo gobernaría mejor desde Cochabamba”.
La reunión se celebraría bajo los auspicios del grupo “Pericles” formado por prestigiosos intelectuales y pensadores vallunos bajo la dirección del famoso filósofo greco-cochabambino Aristóteles Giorgiadis Quiroga.
La sola idea de que el presidente Evo pudiera mejorar su gobierno trasladando a éste a la capital valluna entusiasmó a muchos ciudadanos, entre ellos a mi comadre Macacha y a mí, que asistimos entusiasmados al debate, e ilusionados ante la posibilidad remota de que Evo podría mejorar su gobierno.
Expusieron su pensamiento elocuentes y profundos pensadores cochabambinos, coincidiendo casi todos en que el Palacio de Gobierno debería estar en Cochabamba, ciudad que se encuentra a menor altitud que La Paz con mayor cantidad de oxígeno lo cual favorecería al presidente Evo y a todos sus ministros quienes actualmente se encuentran en un callejón sin salida y frente a la desaprobación mayoritaria de los bolivianos, como lo demostraron las últimas elecciones aunque el Tribunal Supremo electoral trate ahora de convencernos de que hubo un “empate técnico”. “¡Árbitro vendido y réferi bombero!”, dijo uno de los oradores al máximo jefe electoral.
También varios oradores afirmaron que el Palacio de la Plaza Murillo se encuentra “kenchachado” por la permanente presencia de yatiris (brujos andinos) y que la fotografía del Che Guevara que preside el despacho presidencial de Evo ahuyenta la protección de la Virgen de Urkupiña, advocación milagrosa que funciona mejor en Cochabamba.
El debate fue interesantísimo y todos salimos convencidos de que el presidente Evo podría gobernar mejor desde Cochabamba en vez de hacerlo mal, encerrado en la bella joya andina.
PAULOVICH
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