Lunes 17 de octubre de 2011
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El miedo es una fuerza magnética, como lo es cada pensamiento, palabra y acto. El ser humano atrae aquello que teme y que mueve en pensamientos y palabras. El temor, así como cada pensamiento, cada palabra y acto, tienen una causa. Una causa del miedo puede ser, por ejemplo, el encubrir cosas o sucesos: El prójimo no debe enterarse de lo que ocurre en aquel que tiene temor. Quien siente miedo quiere sujetar o esconder algo.
El temor se basa eventualmente en anteriores fracasos, golpes del destino, preocupaciones, sufrimientos, decepciones y desavenencias que el temeroso aún no ha superado o que aún no ha perdonado a su prójimo. El tiene miedo de que le pueda ocurrir otra vez lo mismo. El miedo puede venir también de las capas del alma, en las cuales hay todavía algo que no ha sido expiado o un signo de que en el pasado no ha sido reparado, empieza a parecer y ahora tiene que ser purificado. El temor trae advertencias, quien las reconoce y camina hacia Dios no tendrá que sufrir o soportar muchas cosas.