En el siglo XXI se va dando un giro en los países de América Latina y el Caribe hacia buscar mayores relaciones comerciales y políticas entre su misma región. Dentro de quienes trabajan por profundizar esa tendencia hacia lograr una mayor autonomía ante Washington y la OEA se perfilan dos modelos diplomáticos: el "radical" de la ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) y el "moderado" del Brasil.
Mientras en el primer bloque hay una propensión hacia depurar y reconstituir el cuerpo diplomático, Brasil busca mantener y ampliar éste ajustándolo a una nueva política exterior. Cuba (que en el 2004 cofundó la ALBA junto a Venezuela) es la única república occidental que ha substituido enteramente a sus misiones en el extranjero.
Esto es una consecuencia de que hace 6 décadas fue el único país del hemisferio en expropiar a su clase dominante para instaurar una economía estatizada y planificada bajo el monopolio de un partido comunista. De allí que tuvo que forjar toda una nueva y eficiente escuela diplomática ideologizada capaz de soportar haber sido expulsados de la OEA, de haber llegado a promover revoluciones armadas en gran parte de su vecindario y otras partes del mundo y luego en haber ido exitosamente revirtiendo el bloqueo estadounidense.
El radicalismo de la ALBA tiene muchos límites. Los otros 7 socios de Cuba no quieren desmantelar sus respectivas economías de mercado o sus democracias multipartidistas. Ecuador sigue siendo la única economía sudamericana dolarizada, Nicaragua mantiene el TLC con EE.UU. y las 3 Antillas de la ALBA (Antigua y Bermuda, San Vicente y las Granadinas, y Dominica) conservan a Elizabeth II como la cabeza de su Mancomunidad Británica o como su jefa de Estado.
Chávez, quien supera los 150 meses en palacio, es el que más ha ido reemplazando a sus anteriores embajadores de carrera por personalidades más ligadas al nuevo régimen que promueve mayor "antiimperialismo", y Correa es quien más ha colocado a partidarios suyos del exterior como cónsules o responsables locales de su nuevo Ministerio de Migrantes. El Partido de los Trabajadores del Brasil durante sus 3 mandatos, en cambio, ha preservado e incrementado en un 50% su cuerpo diplomático de carrera. A diferencia del resto de la ALBA, Lula ha sido un obrero quien tuvo que pasar por el trauma de perder 3 presidenciales antes de llegar a palacio. Mientras que la mayoría de los mandatarios de la ALBA han sufrido golpes o fuertes movimientos opositores internos, él ha buscado evitar ello buscando hacer cambios graduales y alianzas derechistas "moderados".
Brasil se distingue en la región por tener una de las academias diplomáticas más profesionalizadas y prestigiosas. Lula, quien en los setenta organizó masivas huelgas, calculó que, en vez de embestir contra éste, le resultaba más práctico valerse de su vasta experiencia para intentar algo que ninguna otra nación latinoamericana ha conseguido: crear un bloque de naciones autónoma en su región (como es la Unasur) y poder tener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
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