Democracia es usar la inteligencia personal y decidir
15 oct 2011
Por: Nancy Gutiérrez Salas
Con las elecciones judiciales de este 16 de octubre se dice que cambiarán los cánones de la justicia en el país, ojalá, porque como están las cosas los ciudadanos de a pie cada vez se sienten más desamparados cuando de enfrentarla se trata por la corrupción que campea y el tráfico de influencias que ejercen algunos que al parecer confunden la abogacía con una licencia para beneficio personal, de grupo o familiar, siendo peor en uno de los cargos jerárquicos que se tienen en diferentes instancias del escabroso camino judicial.
Se espera que al cambiar la manera de nombrar a las autoridades judiciales por el voto ciudadano, de modo sui géneris, también cambien los parámetros de control, acerca de cómo se desenvuelven ciertos funcionarios que olvidaron su papel primordial de “servidores” públicos.
Y si bien se afirma que la realidad supera a la ficción, en el ámbito de los “casos judiciales” se corrobora y con creces. Entonces, gran parte del pueblo boliviano que anhela un cambio, seguramente ejercerá su derecho ciudadano porque la democracia lo permite en libertad, pensando y decidiendo por sí mismo, con cabeza y razonamiento propio, lejos de cualquier postura de quienes “piensan por los demás” en la creencia de una falsa superioridad intelectual.
Es decir, que después del período de conocer a los candidatos y candidatas, debemos ir a las urnas y marcar una vez en cada franja, sea hombre o mujer, a quien se crea digno o digna de confianza del voto, y ya, así de fácil; sumando sólo cinco marcas en toda la papeleta, a la que se atribuyó confusiones inexistentes, antes de lanzársela inclusive. Y quien quiera dejarla en blanco o anularla, es su decisión personal, pero pensando y decidiendo por sí mismo, y no porque otros le dicen que proceda de una u otra manera. Eso es actuar con inteligencia en democracia, donde unos ganan y otros pierden, así sea por mínima diferencia; aunque está faltando saber ganar y perder, sin defenestrase uno u otro bando recurriendo a palabras y actitudes peyorativas, como de quien primero actúa o habla y luego piensa, cuando debiera ser al revés.
Y para quienes se oponen al cambio en el contorno judicial, es que no sufrieron los rigores de la corrupción y la retardación de justicia, a la par de observar cómo se mueven influencias personales dejando libres de polvo y paja a los infractores e impotentes a los ingenuos que creyeron que lograrían “justicia”, en su caso particular.
Indignantes realidades que vencen a toda literatura policial son evidentes en denuncias que menudean a diario... y es esta “justicia” la que debe cambiar en el país donde ocurren situaciones, que llevan al común de la gente seguro, hasta a la misma cárcel por no saber reaccionar ante los abusos de que son objeto o ante la ignorancia del manejo judicial.
Aunque, será un primer reto para quienes salgan electos o electas como autoridades judiciales del Estado Plurinacional de Bolivia, el frenar mediante mecanismos efectivos a quienes depauperan la justicia, por ejemplo, inhabilitándoles en futuras elecciones a optar cargos, a simple denuncia comprobada. A ver si así se frenan algunos corruptos.
Además, si sólo siendo “cabeza de ratón, son abusivos, autoritarios y faltos de ética profesional, qué sería si fueran cabeza de león”. ¡Ni imaginarlo!
Por ello y más, nuestra justicia debe cambiar para bien, “para vivir bien” como tanto se pregona. Y con el beneficio de la duda de por medio, cada ciudadano debe apoyar todo proceso democrático, como el mal menor, aunque no siempre se llega a contentar a todos por igual con una u otra propuesta para avanzar en la construcción de las instituciones que cambian y deberán cambiar acorde a los tiempos.
(*) Periodista
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