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Sábado 15 de octubre de 2011

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Revista Tu Espacio

Pildoritas para el espíritu

15 oct 2011

Fuente: LA PATRIA

Por medio de Su sufrimiento y muerte, el Salvador expió los pecados de todos los hombres. Su expiación comenzó en Getsemaní, continuó en la cruz y culminó con la Resurrección.

“Sí,… será llevado, crucificado y muerto, la carne quedando sujeta hasta la muerte, la voluntad del Hijo siendo absorbida en la voluntad del Padre”. Mediante Su sacrificio expiatorio, Él hizo “de su alma ofrenda por el pecado”.

Puesto que es el Hijo Unigénito de Dios, heredó poder sobre la muerte física. Ello le permitió conservar la vida mientras sufría “aún más de lo que el hombre puede sufrir sin morir; pues he aquí, la sangre le brotó de cada poro, tan grande [fue] su angustia por la iniquidad y abominaciones de su pueblo”.

No sólo pagó el precio por los pecados de todos los hombres, sino que también tomó “sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo”. Y tomó sobre sí “sus enfermedades… para que sus entrañas sean llenas de misericordia… a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las enfermedades de ellos”

C. Scott Grow del Quórum de los Setenta/ Jason Michel / Santos de los Últimos Días

Fuente: LA PATRIA
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