El 16-10 (16 de octubre) próximo, con seguridad quedará registrado como una fecha histórica en el calendario nacional, pues como parte del “proceso de cambio” que vive Bolivia, los bolivianos seremos protagonistas de una peculiar elección de autoridades para los máximos tribunales de justicia.
Llegamos a ésta fecha, casi a ciegas, pues sólo faltan un par de días y la población, todavía no entiende qué autoridades elegiremos y cómo debemos votar. A pesar que desde el Tribunal Supremo Electoral se han realizado campañas de difusión de los perfiles de los candidatos y colateralmente los funcionarios del órgano electoral, realizaron las campañas en plazas, parques o lugares de concentración masiva o a través de los medios de comunicación para indicar que debemos marcar sólo una vez en cada fila del “menú” de candidatos, cuyos rostros y nombres figuran en la descomunal papeleta que recibiremos al momento de presentarnos en las urnas. Obviamente que también tenemos el derecho y la libertad de optar por el voto blanco o nulo.
Por las pantallas, más aún en días recientes hemos visto desfilar una serie de personajes esmerándose por mostrarse ante la población con su mejor perfil, argumentando detalles que ellos consideran sobresalientes de su trayectoria profesional, algunos disfrazados de indígenas enunciando una larga lista de comunidades o municipios donde hicieron su paso por juzgados provinciales, cuando para algunos, en el momento que cumplían sus funciones, esta permanencia en las áreas rurales era un castigo y daban lo que fuere por cambiar sus destinos a las ciudades.
Otros se identifican como indígenas y se conocieron denuncias de discriminación hacia sus supuestos similares.
Mucho se ha hablado de la necesidad de cambiar la administración de justicia, pues también muchas voces se han ocupado de defenestrar al actual sistema de trabajo en éste poder del Estado, y surge ahora la pregunta: ¿El remedio no será peor que la enfermedad?
Se decía que los anteriores y todavía actuales administradores de justicia, respondían a intereses partidarios de grupos privilegiados y en el desempeño de sus funciones tenían “facturas que pagar”. Los que posiblemente sean elegidos éste domingo, ¿no están comprometidos a retribuir favores?
El venidero 16-10 será histórico, pues incluso al actual sistema de gobierno le servirá como una especie de lectura política, ya que tras lanzarse la campaña a favor del voto nulo, voces opositoras, así como ex adherentes, ex militantes o ex simpatizantes del Movimiento Al Socialismo (MAS), cruzaron la vereda para apoyar la campaña contraria a la impulsada por el Gobierno, que con una serie de argumentos busca defenestrar la opción del voto nulo, que también forma parte de la práctica democrática.
El 16-10, asistiendo a los actos de escrutinio y conteo de votos saldremos de la incertidumbre en la que nos sumieron las divergentes voces de apoyo y desacuerdo con estas elecciones y, de ahí en adelante Bolivia tendrá otra historia que contar, pues se trata de la primera convocatoria a elecciones judiciales, desde que se instituyó el “proceso de cambio” y la primera en sí dentro la historia de nuestra Patria.
Oruro es un capítulo aparte, pues este 16-10, nos encontrará con un Tribunal Electoral Departamental, semidescabezado tras la destitución de las vocales Basilia Morochi y Tania Zamorano, por decisión del Tribunal Supremo Electoral, supuestamente porque ambas ex autoridades habrían incurrido en presuntas faltas graves al no designar notarios electorales y por afectar el cumplimiento del calendario electoral, preparado para el domingo.
Especulaciones de diverso orden se difundieron respecto a los candidatos, los jurados y al proceso electoral mismo. Pero lo que sí es cierto que en no más de 100 horas cambiará la historia judicial de Bolivia y ya el lunes los bolivianos conoceremos resultados, con lecturas también diversas.
(*) Periodista
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