El problema de límites entre Potosí y Oruro es un tema que se arrastra desde hace muchos años atrás y que pese a una serie de acuerdos de pacificación y compromisos especialmente del sector potosino simplemente no se cumplen dejando que el avasallamiento sea cada vez más violento perjudicando a los pacíficos agricultores orureños.
Como si no fuera suficiente la vigencia de un permanente estado de zozobra en que viven los campesinos orureños por las incursiones frecuentes de los vecinos potosinos, resulta que el Instituto Nacional de Reforma Agraria, INRA en días pasados entregó certificados de titulación de tierras afectando a tres comunidades orureñas en la jurisdicción de la provincia Pantaleón Dalence, hecho que conspira contra las buenas intenciones de pacificación y muestra más bien una abierta injusticia que favorece la expansión del territorio potosino.
Nadie sabe explicar con claridad lo que realmente sucede en este conflicto de límites entre Oruro y Potosí, pero la contundencia de los hechos muestra con mucha claridad que los ataques, las irregularidades, la desobediencia y el avance irregular de expansión proviene del sector potosino, por lo que cualquier solución del problema debe centrarse en “moderar” los ímpetus de campesinos del norte potosino que históricamente afectan el territorio orureño.
En una serie de estudios efectuados sobre la situación limítrofe entre Oruro y Potosí, se constata que pese a muchas actas de pacificación firmadas por las principales autoridades de ambos distritos, con intermediación de parlamentarios, posicionamiento técnico del Instituto Geográfico Militar (IGM) y participación directa de funcionarios gubernamentales, sólo se han frenado de forma temporal las incursiones violentas, pero sin alcanzar el objetivo de pacificar definitivamente la tensión reinante en la zona limítrofe que marca el norte Potosíno y el extremo sur de Oruro.
El interés por la apropiación de terrenos orureños tiene en la actualidad otro ingrediente, las reservas de materia prima para la fabricación de cemento que se ubican en el Cerro Pahua también es apetecido por los potosinos lo que le pone otro ingrediente de alteración en las relaciones entre ambos departamentos y que lamentablemente profundiza las controversias.
En Oruro se seguirá insistiendo en la búsqueda de soluciones mediante el diálogo, pero bajo condiciones especiales que garanticen el cambio de opiniones, razones y justificaciones entre partes para establecer realmente las responsabilidades que correspondan y asumir las más correctas soluciones que definan los límites departamentales y el respeto a esa tarea que debe establecerse a la brevedad posible.
Hay problemas limítrofes entre varios departamentos, lo que obliga además a las autoridades de gobierno a definir una política específica para solucionar estos problemas y evitar enfrentamientos entre bolivianos por una pugna que no se justifica, tomando en cuenta que la nación es de todos los bolivianos y su defensa intransigente corresponde al conjunto de la colectividad.
Donde hay necesidad de aclarar el asunto de los límites departamentales es en el tema autonómico que establece la prioridad del uso de recursos naturales para el sostenimiento del departamento y para definir su desarrollo. Bajo esa lógica, es que debe solucionarse el actual problema entre Oruro y Potosí, respetando lo que la naturaleza ha otorgado a cada quien.
Fuente: LA PATRIA
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