Si revisamos la historia, nos encontramos con regímenes totalitarios como el de Hitler, cuyo eje ideológico entraña una preocupante similitud con algunos gobiernos de la región, como el de Venezuela, Cuba, Ecuador y hasta el de nuestro Estado.
Por ejemplo el hecho de restringir la libertad de expresión y de prensa, o minimizar y atacar a los Medios que se atreven a mostrar la realidad política y social, era ya una práctica habitual en esos tiempos. Algún Ministro del Régimen del Estado Plurinacional, se atrevió a decir: "Los únicos genocidas y masacradores en el conflicto del Tipnis son algunos medios de comunicación”, en una suerte de cinismo al más puro estilo de Goebbels, cuando todo el país, por no decir todo el mundo, observó a través de imágenes captadas por la televisión, la brutal represión policial a ese grupo marchista, sin que hasta el momento se sepa quién o quiénes dieron la orden para ese operativo.
Ese eje ideológico del que hablamos y que el sistema nazi puso en vigor durante la segunda guerra mundial, expresaba entre otras cosas:
“Omnipotencia y omnipresencia del Estado. Se subordina todo al Estado totalitario. Se suprime toda oposición política, intelectual, religiosa y social”.
“Protagonismo de la elite. Se parte de la idea de que no todos los hombres merecen los mismos derechos. Sólo una clase elegida tiene la capacidad de gobernar y liderar a las masas”.
“Exaltación del jefe carismático. Se fomenta la devoción absoluta a la figura del Führer. Todo súbdito alemán debe prestarle a Hitler obediencia ciega y seguirle sin titubeos”.
“Desconfianza de la razón. El nazismo rechaza de plano la tradición racionalista. Se exaltan únicamente los elementos irracionales de la conducta, los sentimientos intensos, las emociones y el fanatismo”.
La similitud del eje ideológico del Hitler, con el accionar de los gobiernos con tinte totalitario no puede ser más evidente. Con los ataques a la esmirriada oposición, a organizaciones internacionales y sobre todo a la prensa nacional, nos llama a preocupación, porque las cosas pueden empeorar y generar otro octubre negro.
No se puede aseverar que la prensa es la principal enemiga del presidente Morales; menos cargar la culpa de los lamentables hechos que acontecieron en días pasados, a los medios de comunicación. Es algo irrefutable que las únicas armas de los periodistas son las grabadoras, las cámaras de video, las cámaras fotográficas… pero ante todo, la ética y la verdad.
Es hora de un desarme espiritual y un freno a esa práctica gubernamental que es de la confrontación. Los bolivianos queremos vivir en paz; en un ambiente democrático honesto, donde impere la seguridad jurídica y la verdad como premisa.
Por lo menos… esa es mi opinión.
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