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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 La dinámica política boliviana - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Aunque parezca increíble son varios los estudios y análisis sobre la política boliviana; o, para ser más precisos, los vaivenes de la política boliviana: sorprendentes, increíbles. Y todo viene de aquellos tiempos de convulsión y golpes de Estado en que pasábamos de un gobierno a otro con tal facilidad que más de un estudioso se arrepentía de llegar a conclusiones. Entonces dimos un gran salto, gracias a sacrificios igualmente increíbles: gente plena y totalmente identificada con la democracia: fue vejada, exiliada, apresada bajo sistemas extremadamente inhumanos, y asesinada. Y todo hacía prever una primavera de novela: la democracia.
Hemos pasado el cuarto de siglo bajo este sistema, y nos hemos comenzado a llenar de interrogantes: ¿Estamos perdiendo la brújula?, ¿Olvidamos el precio de este sistema político? De hecho cada vez es más visible el desencanto. Y es aquí donde hay que rescatar el análisis sobre la dinámica política boliviana: No es el sistema el que está en juego, no es la democracia la que se expone; son los actores, los protagonistas de este segundo capítulo: muchos de estos protagonistas de último momento parece que no conocen el costo de llegar al estado de derecho, en el que todos estamos no sólo facultados sino obligados a enriquecer la democracia.
Recordemos entonces esta antigua enseñanza: “Cuando las relaciones de poder en una sociedad no se contemplan de manera estática y sujeta a un modelo, sino, funcionando activamente dentro de la interacción humana, estamos en la dinámica política. Esta puede verse bajo dos ángulos distintos: el antagonismo, el desacuerdo y la lucha por una parte, y por la otra, la identificación, el acuerdo y la integración”.
No es mala la teoría cuando hay ejemplos concretos: la libertad individual siempre será un bien preciado, por encima de los sistemas. Es la única forma de influir en el Poder público. Al frente tenemos el orden social, u otros nombres que hemos comenzado a manejar. Y este también es útil en la medida en que se administra como un bien por encima de los intereses y las discrepancias individuales.
Y, una vez más, llegamos a otra sabia enseñanza: el justo equilibrio: la dinámica política tiene que llegar a la adecuada combinación de libertad y orden. Y, en esto, las ideologías y los sistemas políticos pasan a segundo plano a favor de la auténtica democracia.
Aparentemente todos los caminos están despejados y no habría por qué se levanten barreras al necesario entendimiento, sobre todo si se tienen en cuenta las cifras que determinaron el último cuadro político que surgió en el país. Lo que corresponde, entonces, es profundizar en el por qué, y he aquí que se revela a nuestros ojos, la gran contradicción de la política, cuando no es política: descubrimos que imperan más los intereses de grupo y de personas y afloran divergencias y divisiones.
La evidencia más clara de las fracturas internas está en el uso desmesurado de los factores de poder: la pretendida influencia en la opinión pública a través de los medios: “la propaganda para influir en los demás y orientar su conducta en un sentido, o en otro”.
La dinámica política boliviana adolece, una vez más de los intereses de grupo que forman parte del sistema de poder. Como ha ocurrido en el pasado, y ocurre en todo el mundo. Nuestro problema, el grande problema en esto, está en el apresurado desgaste de los administradores del sistema, que se exponen a una desaprobación acelerada.
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