Los “tipnólogos” y la fiesta indígena de Evo

La actitud del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, frente al rechazo de los pobladores del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro-Securé (Tipnis) a la construcción de una carretera por el “corazón” de la reserva natural, generó severas críticas porque en definitiva no se reunió con los marchistas y al contrario el ministro de la Presidencia, Carlos Romero, anunció que organizará una fiesta para lograr un diálogo entre los indígenas (disidentes) y el presidente.

Ese diálogo festivo de los próximos días, servirá para definir el tema de la carretera, porque el presidente Morales quiere reunirse con los indígenas de tierras bajas en una fiesta donde pueda escucharles a ellos (los indígenas) y donde no le falten al respeto y no esté en el banquillo del acusado, dijo Romero, al justificar porque no atendió el reclamo de los marchistas que caminan rumbo a La Paz para hablar con el jefe del Estado Plurinacional de Bolivia, señalando que el presidente está contento y de pleno acuerdo.

Quizá en el futuro los indígenas del Tipnis podrán organizar una gran fiesta para agradecer al presidente Evo, la entrega de canchas de fútbol con césped sintético, si se construye el segundo tramo de la carretera que unirá Cochabamba con el Beni y se depreda la zona con la producción de la sagrada hoja de coca, como forma de dar alivio a los productores cocaleros que sufren por la falta de tierras, hecho que motivó un comentario del ministro de la Presidencia, cuando refirió que los indígenas poseen 1.2 millones de hectáreas para 5.500 o 6.000 pobladores, lo que no se justifica, pero olvido mencionar que la carretera destruirá ocho ecosistemas y causará la desaparición de los pueblos de los Yuracarés, Mojeños y Chimanés. Eso podría tipificarse como un lento genocidio.

Así mientras Evo Morales dice ser indígena de “occidente”, asume una actitud contraria al pedido de sus bases y muy cuestionada por los propios disidentes del Movimiento Al Socialismo (MAS) y la oposición que resulta ser el fantasma de la derecha que le persigue al presidente y además los “tipnólogos”, nueva clasificación para los expertos sobre el Tipnis, que también cuestionan su posición frente al conflicto que motivó la reanudación de la marcha en defensa del Tipnis, luego de una violenta represión policial que sufrieron los indígenas la pasada semana.

"Los tipnólogos (quienes dicen poseer la ciencia y la verdad sobre el Tipnis) según el presidente Morales, están equivocados porque piensan que desde Isinuta a San Ignacio es monte cerrado y que se va a abrir 306 kilómetros de monte cerrado, lo que no es evidente, puesto que del total de 306 kilómetros del camino entre Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, ya hay una carretera de 47 kilómetros entre Villa Tunari e Isinuta y entre Montegrande y San Ignacio de Moxos con 82 kilómetros.

Morales asegura que el proyecto del segundo tramo de la carretera comprende Isinuta y Montegrande que son de 177 kilómetros, pero ya existe una vía transitable hasta Ichoa de 55 kilómetros, al igual que de Montegrande a Santo Domingo con 61 kilómetros. "Por ello, lo que queda es el camino de Ichoa a Santo Domingo que son unos 60 kilómetros de monte cerrado".

Por lo que se advierte, sólo será posible el diálogo con los indígenas que estén de acuerdo con la construcción de la carretera y quienes sean invitados a la fiesta que programa el ministro de la Presidencia, Carlos Romero, procurando quedar bien con su “jefazo” Evo y el resto del entono palaciego, mientras la marcha sigue rumbo a La Paz y la mayoría de los bolivianos nos preguntamos si el gobierno respetará el derecho a la protesta de los indígenas y si podremos conocer quién instruyó la brutal represión a la marcha indígena el domingo 26 de septiembre, en inmediaciones de Yucumo, que derivó en la renuncia de dos ministros, de Defensa Nacional y de Gobierno, y del viceministro de Régimen Interior.

Ojalá se puede identificar a los autores de la brutal represión y a quienes dieron la orden de proceder para interrumpir la marcha indígena, porque según versión del Vicepresidente Álvaro García Linera, “el gobierno conoce quién fue el que dio la orden para la intervención policial a la marcha en defensa del Tipnis, pero esperan que sea la comisión de alto nivel la que dé a conocer el nombre de este responsable”, siendo otra forma de encubrimiento que constituye delito y atenta contra la democracia y no cumple lo que dice la Constitución. Mientras tanto continuaré preguntando ¿quién está detrás del trono? y ¿quién gobierna nuestro país?

(*) Periodista