Miercoles 05 de octubre de 2011

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Editorial y opiniones
Economía de palabras
Entre Sirte y el Chapare
05 oct 2011
Por: Humberto Vacaflor Ganam
Muahamar El Gadafi se aferra al poder a pesar de que lo tiene todo perdido.
Prefiere ensangrentar a su país antes que admitir que su liderazgo está acabado, que sus errores son demasiados y que su país no lo necesita.
Este político, y todos los que están en su situación en diferentes latitudes, tendrían que mostrar que algún cariño sienten por sus países y decidir no ensangrentarlos.
Las fuerzas rebeldes de Libia comenzaron como una pequeña marcha de críticos, pero Gadafi los despreció.
Se burló de las protestas y mandó a sus grupos de matones a flagelarlos. Cuando la marcha creció, él optó por refugiarse en Sirte, su pueblo natal.
Ahora, los rebeldes cubren todo el territorio del país y la causa ha quitado de los ojos del mundo la venda que impedía observar la realidad.
Algunas universidades extranjeras que dieron reconocimientos al tirano ahora están arrepentidas.
Gadafi se presentó como un liberador de su pueblo. Su propósito inicial era poner orden en la industria petrolera, pero alguien le vendió la idea de que podía presumir de ser un líder político internacional.