Estamos asistiendo a hechos y actos bárbaros protagonizados por las fuerzas de represión de un gobierno que, no ha medido la violencia sistematizada en contra de los marchistas en las localidades ya famosas de Yucumo, San Borja y Rurrenabaque. No ha medido porque indudablemente, se han cumplido órdenes que provienen de la autoridad con jurisdicción y competencia. Es decir, del Ministro de Gobierno o en su caso del señor Presidente de la Nación, don Evo Morales Ayma. El ping pong del que ordenó la represión: fue el fiscal, Juan, Marcos, Mateo, María, Magdalena, Martha no sirven por el mismo hecho que ninguna orden se la acata de una persona que no ejerza el derecho de hacerlo. Todos los actos son nulos de pleno derecho, cuando estos son ejercidos ilegalmente.
El mundo ha espectado, con horror, cómo un gobierno popular, -no es una novedad- amordazó, arrastró a mujeres, varones y reprimió a niños indefensos en actos desproporcionales hasta la cobardía señores. Cuál equilibrio de fuerzas, puede haber, ¿cuando el palo del ciego se cebó con gente totalmente indefensa y sirviéndose lo poco que tenía a mano para alimentarse?
Eso es masacrar, ultrajar, no tener contemplación por mujeres, porque precisamente somos hijos de mujer. ¿O no se entiende eso? Eso se llama tentativa de asesinato, ya que, en la ira desatada por los policías, no se midieron ni el garrote, menos lacrarles las bocas con material altamente contaminante como son esas cintas adhesivas. ¡Fue la llama y el fuego de la rabia señores! ¿Ira de qué, o por qué de los guardias?
A esta altura, ya no sirven los perdones, cuando se partió el plato en el que se sirvieron gobernantes y adherentes del actual Gobierno. No sirven las investigaciones, pues la lata de las comisiones parcializadas, muchas veces envilecidas y otras tantas con testaferros ad-honorem o pagados, fallarán en la hora nona, culpando a las víctimas y salvando el honor a los victimarios.
¿O, mentimos señores?
Para pruebas, tienen los casos de Caranavi, el Porvenir como muestras de un estado de cosas que se han hecho comunes hasta la oligofrenía moral de sus actores encubiertos con el poder omnímodo de gobernantes jueces y fiscales de la Nación.
Ahora, asistimos a un ocaso de un tiempo de falacias, de mascaradas inútiles. Es el principio del final de un indigenismo, populismo o como se lo llame, para dar paso a otro que no sabemos exactamente qué vendrá pero, sí sabemos que el desgaste sin motivo, la terquedad obsesiva ha llevado a un sitio en que la violencia, madre del descontrol, se encarnó en los propios nativos que reclaman para sí y ante sí, haberlo encumbrado a don Evo Morales Ayma. El caso particular y la voz en el Abogado del Diablo, a cargo de la presentadora, Ximena Antelo, de Justa Cabrera. ¡Elocuentísimo el resentimiento y dolor de doña Justa! (26/9/2011)
No es un problema de asesores, como muchos creen, tampoco de uno u otro ministro. El tema es que, el Señor Presidente Constitucional del Estado Plurinacional ha impreso un sello personalísimo en sus decisiones, en su forma de gobernar: viajes con motivo y sin necesidad, partidos de fútbol que dada su investidura y los requerimientos del Estado, no debería intervenir. Todavía no es tiempo para intentar juzgar una época reciente, menos emitir juicios de valor en contra de don Evo Morales Ayma. Don Evo, señores es fruto de "yacimientos telúricos" (*) muy fáciles de reconocer, comprender en América india en la que, los gobernantes soportan una metamorfosis, tan natural en su condición de mestizos, que aún, los mismos que detentan el poder no logran reconocerse, identificarse sociológicamente y psíquicamente con su personalidad.
Es que, el poder en manos de esa soberbia, de ese contubernio de acontecimientos que los pueblos nativos soportaron al juntarse libre, arbitrariamente o mediante la violación en plena colonia y aumentándose en la República se convierte en una revancha ciega en el ejercicio del gobierno. Esos yacimientos citados, se abren, se muestran en el momento mismo que tenemos los hilos invisibles de mandar, ordenar, decretar leyes, sancionar códigos. Ahí, tienen los resultados, una arremetida sin precedentes en la historia de los movimientos populares cuyo caudillo comienza hoy a declinar hasta el ocaso de un tiempo.
Lo que no sabemos es que, cuánto tiempo durará esta agonía en y con el poder, a un presidente se le está cerrando el "dogma de la infalibilidad".
Final: El honor y la gloria se llevan: marchistas; los pueblos insobornables y libres de Rurrenabaque, San Borja que pusieron un alto al atropello y la violencia.
(*) Confieso que he vivido de Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura en la que menciona de esa manera, los melgarejismos sin Melgarejo
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.