Ante los cortes intempestivos de energía eléctrica se estropearon varios artefactos caseros en mi domicilio y en muchísimos hogares, averiando también a mi protectora que sufrió serias molestias que le impidieron calentarme los pies, que es una de sus obligaciones cotidianas pues mis lectores ya saben que no puedo discurrir y escribir cuando tengo los pies fríos.
La pícara comadre aprovechó de la ocasión para convencerme de la urgencia de trasladarnos a su tierra donde se realizaría un foro-debate en el Bar Comercio sobre el apasionamiento tema “Hasta que las velas no ardan”.
Antes de emprender el viaje, le pedí que llamara telefónicamente al Ministro de Energía para reclamarle por este racionamiento de energía eléctrica, pero la secretaria del señor Gutiérrez le dijo a mi comadre “que el Ministro había salido a comprar velas”.
En busca de luz nos dirigimos a la ciudad del Rocha River pues -según mi pariente espiritual- allí encontraríamos respuesta satisfactoria a nuestra angustia de vivir en medio de las tinieblas que no nos permiten conocer a quienes ordenaron la represión policial a los marchistas del Tipnis.
Al llegar a “la Ciudad Luz” de los bolivianos, mi transportadora oficial me pidió depositar una ofrenda floral ante el viejo edificio donde funcionaba “Luz y Fuerza”, acto ritual que cumplimos en honor de la vieja compañía, hoy integrada a la red eléctrica del Estado porque según dijo Evo la energía eléctrica no puede estar en manos de empresas particulares. Y nos hizo el obsequio de estatizarla.
Los salones del Bar Comercio sufrían un nuevo apagón, pero los organizadores del evento habían repartido velas a todos los participantes y al grito de “Hágase la luz”, los comedores del Bar Comercio se iluminaron y nos permitieron ver la egregia figura de mi amigo el pensador greco-cochabambino Aristóteles Giorgiadis Quiroga, quien dio por inaugurado el acto.
Nuevos y vigorosos oradores se refirieron al retroceso que hoy vivimos y un guapo tarateño nos leyó a la luz de centenares de velas las observaciones de la Contraloría General de la República, perdón, del Estado, al contrario que suscribió el Presidente Evo con una compañía constructora brasileña, la OAS, la cual por 400 millones de Dólares construirá la vía entre Cochabamba y Beni.
A la luz de las velas pudimos enterarnos de la actuación de OAS en convenios no muy claros.
La velas seguían alumbrando el Ambiente y un valiente orador punateño dijo que la tenue luz de nuestras velas nos indica que continuamos viajando hacia el país donde gobierna el Socialismo del siglo Quince y cuando el orador se proponía enseñarnos las maravillas del Socialismo Katarista, las velas se apagaron y no pudimos conocerlas, pera se mostró un proyecto por el cual se crea la Corporación Nacional de Velas para sustituir al Ministerio de Energía.
Macacha sacó su linterna y alumbró mi camino porque ella también funciona a pilas.
PAULOVICH
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