Celebrando el final de mi etapa en la Clandestinidad a la cual me vi obligado por la inhumana represión policial a los marchistas del Tipnis, estuve anoche en el Naiclú “Malena”, tal como había prometido a mi protectora, quien se emperifolló y me condujo al Alto en mi motocicleta Harley Davidson, cual es su obligación que ella mismo se impuso.
Como todos los viernes, el famoso local se encontraba ahíto de público heterogéneo pues allí pudimos saludar a señoras y señoritas de la alta sociedad alteña (la más alta del mundo), funcionarios de la Alcaldía con olor a Patana, señoritas del elenco estable dirigidas por la mademoseille Fru-Frú, intelectuales de Chuma, y los yatiris Uayruru, Calimán y Titirico que recién habían retornado de San Lorenzo, poblado donde se produjo la represión a los marchistas, obra perversa que no fue ordenada por ningún funcionario público de alta, media y pequeña jerarquía.
Mientras bailaba con mi comadre cochabambina, ésta me sugirió que conversara confidencialmente con mis amigos yatiris para que me revelaran su accionar en aquella zona convulsiva a la cual llegaron por instrucciones del ministro de Relaciones Exteriores señor David Choquehuanca, o “Choqui”, como le llaman sus intimeits.
El consejo de mi comadre me pareció inteligente y oportuno, prometiéndole que lo seguiría, no sin antes bailar con Mademoseille Fru-Frú que esa noche estaba buenísima.
Cuando llegué a la mesa de mis amigos yatiris, Uayruru me dijo que él había leído mi pensamiento y que éste le había dicho que yo llegaba a su mesa con la decisión de invitarles una botella de “champú”, la cual fue ordenada de inmediato al mozo Salamanca quien descorchó la botella, cargando su valor en la cuenta de mi comadre Macacha.
Los yatiris se pusieron elocuentes y me relataron las actividades que cumplieron por órdenes superiores aunque no nombraron a Evo, ni a Alvarito ni al Canciller Choquehuanca.
Los yatiris me describieron las ceremonias esotéricas que cumplieron para embrujar a los principales dirigentes marchistas, sin lograr muchos efectos porque –según Uayruru- se encontraron con acciones anti-brujerío por poderosos brujos originales del Tipnis.
Pregunté a Calimán acerca de la misión que cumplió el Canciller Choquehuanca ante los marchistas, respondiendo el yatiri: “Su primera misión fue muy pedagógica, mejor dicho pedante, la cual no cumplió su objetivo principal”.
Según Titirico, la segunda misión de Choquehuanca fue preparada en círculos muy altos, partiendo de la base que el Canciller debería ser secuestrado por los marchistas benianos y que al ejecutarse el plagio de un personaje tan importante, las fuerzas policiales tratarían de rescatarlo, con lo cual aquéllas justificarían su accionar violento.
Calimán me dijo: “Los marchistas del Tipnis no cayeron en la trampa que les había sido tendida y entonces llegó la orden de reprimir a los marchistas, orden misteriosa que ahora será investigada, según el anuncio presidencial”.
PAULOVICH
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