“Un pueblo que oprime a otro no merecer ser libre”

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Una reunión de magnitud iberoamericana concentró en Mar del Plata, Argentina, entre el 13 al 18 de septiembre la participación de delegaciones de por lo menos 22 países, entre autoridades y personalidades vinculadas al quehacer cultural: música, artes visuales, letras, audiovisual, organizaciones culturales de base, políticas culturales en el ámbito municipal, periodismo y política universitaria, que centraron su debate sobre la participación popular, en el marco del Cuarto Congreso Iberoamericano de Cultura.

Por primera vez, de éste encuentro, participaron los niños, que desde su propia visión analizaron aspectos culturales en cada uno de los países de Iberoamérica

Una reflexión que marcó a la agenda fue la expresada por el secretario de Cultura de Argentina, Jorge Cosía, quien destacó en reiteradas ocasiones la frase del Inca Yupanqui que indica: “Un pueblo que oprime a otro no merecer ser libre”, reflexión a partir de la cual los participantes del encuentro en diferentes foros y mesas de debate analizaron la importancia de la cultura en el desarrollo de los pueblos.

Para ser libres en definitiva debemos ser considerados pares, y seremos verdaderamente pares cuando nos integremos, sino las asimetrías va a interponerse sobre la igualdad…No hay países más chicos, ni más grandes porque no hay pueblos mejores ni peores, creo que ese es el sentido de la frase que enarboló el inca Yupanqui.

Los bicentenarios abarcan la historia de América y sus procesos libertarios, pero Cosia, destacó que la cultura iberoamericana es la única que se expande dentro el mundo anglosajón caracterizado por su potencial hegemónico “que tantas veces nos ha victimado”.

Relievó la personalidad del Inca Yupanqui, no demasiado conocido y retratado por la historia, pero con aporte importante para los pueblos cuando miembros de la junta de Cadiz con españoles liberales convocaron al debate para la elaboración de una Constitución y debatían con representantes de América Latina, sobre su emancipación donde sobresalió la personalidad del inca, pues se opuso al discurso del cambio propuesto por los españoles liberales que sugirieron liberarse de la hegemonía napoleónica, pero manteniendo la condición hegemónica sobre las colonias americanas y es ahí que inmortalizó la frase: “Un pueblo que oprime a otro no merece ser libre”.

El concepto del IV Congreso Iberoamericano de Cultura, fue analizar la situación de los países a partir de la cultura, política y participación popular, porque es casi imposible pensar en la cultura sin política y ambas sin la participación popular.

“Cualquier noción de patria, cualquier finalidad cultural, tiene sin duda importancia, a diferencia de viejas nociones elitistas que concebían la cultura para los cultos, que erróneamente entendían que los cultos eran aquellos que eran capaces de valorar las artes más elevadas. Nosotros entendemos la cultura con un concepto fundamentalmente popular que tiene que ver, no sólo con contar, trabajar, participar, sino también escuchar, aprender y generar las condiciones de igualdad, palabra sagrada, hermana de la palabra libertad, porque no hay libertad sin igualdad”, afirmó Cosia.

Refirió que el siglo XIX fue el siglo de la colonización y la dependencia, mientras que el siglo XX estuvo marcado dolorosamente por la lucha de los pueblos por consolidar la descolonización y liberación. “Estamos en un siglo XXI, donde esa liberación se consolidad de modo trascendente esa liberación a través de la integración, como garantía de la libertad para muchos de nuestros pueblos”.

Reconoció que los iberoamericanos, forman la unidad cultural más extendida del planeta, “con la unidad construida por la historia como factor aglutinante y la diversidad como factor enriquecedor, tomando en cuenta las lenguas y las culturas originarias o migratorias, con un común denominador, sin expulsar diversidades ni particularidades”.

En tono de reflexión afirmó que la cultura es la que determina la posibilidad política de la integración. “Uno tiene la obligación de construir sus propios espacios que no son precisamente palacios, sino espacios que garanticen que la cultura actué de manera política reparando injusticias sociales”, dijo.

Solo los pueblos con autoestima, conscientes de su pertenecía y su identidad cultural son capaces de torcer el destino de frustraciones de nuestras comunidades, indicó Cosia.

DERECHOS HUMANOS

La cultura debe ejercerse, en un marco de libertad, justicia, protección y los derechos humanos. “Sin libertad, sin justicia, no hay una cultura rica y eso es lo importante que se debe defender”, afirmó por su parte el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias

Pues de los que se trata es de valorizar colectivamente lo que tenemos el patrimonio que está en nuestras manos, para todo esto se necesitan políticas públicas, se ha avanzado, pero no es suficiente, pues no solo la sensibilidad en presupuestos, sino las políticas deben reflejar el dinamismo de la cultura para construir nuestras nacionalidades sobre la base de la diversidad y las pluriculturalidades de nuestros pueblos, afirmó, en el marco del encuentro cultural desarrollado en Argentina.

Sugirió incluso que las políticas deben poner atención a la creatividad popular, pues algunos países han empezado a hurgar en la enorme creatividad como base de la participación, popular, esto se debe dar a conocer y se deben encontrar actores que nos permitan volvernos a reanimar.

“Todo eso ensancha nuestra democracia, un avance, un progreso en las formas culturales con participación popular nos hará más democráticos, y nos vamos a sentir más felices en muchos aspectos de nuestras vidas… Cada vez más el concepto de desarrollo económico debe incorporar más lo que implica el avance en la cultura, para nuestro beneficio en identidad y avance espiritual”, expresó Iglesias.

Resaltó que incluso a partir del avance cultural se puede combatir el racismo y la xenofobia. “De alguna manera el sentido que supone para nosotros la unidad cultural para vigorizar la riqueza que tiene América Latina, el gran mestizaje. Tenemos que hacer de la pluriculturalidad el diálogo común, que nos permita vigorizar el mestizaje que es un poco la conjunción de las culturas originarias”, reflexionó.

A partir del avance cultural se puede combatir el racismo y la xenofobia

Fuente: Sevilla (España), 16 (EFE).-