Jueves 22 de septiembre de 2011
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Una cosa es segura: La vida permanece eternamente y las formas de vida jamás cesan de existir. No existe la muerte, sino sólo el paso a otra forma de existencia. Tampoco existen el pecado mortal ni la condenación eterna, porque Dios no ata, sino libera. En Dios y en todo el infinito, no existe el estar atado, tampoco un lugar llamado infierno. Sólo el ser humano ata y crea lugares de horror.
Un lugar llamado infierno o la condenación eterna es una idea del ser humano nacida de su maligna forma de pensar. Es el mismo hombre el que se crea un infierno en la vida y padece los tormentos del infierno en su cuerpo y en su destino, a causa de sus actos contrarios a la vida, por no comprender lo que significan amor, unidad y libertad, ni que Dios es bueno y desea sólo lo mejor para cada uno de sus hijos.
La Tierra es un lugar de la misericordia de Dios y cada día es una joya, una oportunidad maravillosa y única, con un mensaje especial para cada uno, el de su día.