Hecha un pimpollo y vestida de alegres colores, llegó esta mañana a mi domicilio la samaritana cochabambina que me ayuda a caminar por la vida, para anunciarme que había llegado la Primavera que es la estación de la juventud, del amor y de las flores.
Acostumbrado a escuchar tantas frases comunes acerca de la Primavera envolví a mi interlocutora con un manto de indiferencia aunque le pedí que, por favor, disminuyera un poco sus expresiones superlativas acerca de esta estación anual porque los años me convencieron de que la Primavera no es la estación del amor en ciudades como La Paz, Oruro, Potosí y El Alto donde el amor florece mejor en el Invierno cuando las parejas buscan aproximarse más por imperativos términos, pudiendo asegurarle que la gente altiplánica se une más por el frío que por el amor.
Mi frase la dejó estupefacta y luego de algunos segundos consiguió responderme diciendo que ella era cochabambina, la ciudad de la eterna primavera, siendo esa la razón para que ella enamorara durante todo el año.
Esta mañana primaveral se presentó fría y después de rogar a la cochabambina que me frotara los pies porque estaban fríos y que tal hecho perjudicaba mi proceso de discurrir y mis intentos de escribir, mi buena samaritana procedió a darme una frotadita en mis extremidades inferiores, aprovechando de la oportunidad para repetirme su viejo consejo de irnos a vivir a la ciudad tibia del valle, respondiéndole que en mi testamento pido que me entierren en Cochabamba porque no me gustaría tener los pies fríos y estar impedido de bailar y de pensar.
Hablando sobre temas primaverales, rogué a mi comadre que me leyera los periódicos para constatar si la Primavera había llegado a nuestro país porque en estos tiempos ya no creo en nada después de escuchar a nuestros dignatarios Evo, Álvaro y los parlamentarios oficialistas.
La primavera noticia fue saber que hace varios días el Servicio Nacional de Meteorología se encontraba en huelga de brazos caídos porque la Ministra de medo Ambiente, Sra. Mabel Monje, había designado al Sr. José de la Cruz, Director de esa entidad técnica que nos informa permanentemente sobre asuntos climáticos. Macacha llamó por teléfono para que le informaran si la Primavera había llegado a Bolivia y le contestaron: “No lo sabemos, señora, porque estamos en huelga de brazos y termómetros caídos”.
Malhumorada, mi comadre primaveral tiró los periódicos y nos enteramos por la radio que había un mal temporal en Limoncitos y Yucumu y que todas nuestras autoridades abrían sus paraguas para que no les llovieran responsabilidades.
Mi comadre Macacha me contó que nuestro presidente Evo lanzó rayos y truenos en La Habana contra el Capitalismo y luego se marchó rumbo a las Naciones Unidas sin importarle mucho la tormenta que vivimos en Bolivia en distintos lugares del país.
¡No me venga a hablar de la Primavera, comadre y siga frotándome los pies!.
PAULOVICH
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