Un avance cualitativo en la responsabilidad administrativa del municipio puede ser la creación de subalcaldías con la misión específica de abreviar una serie de gestiones de los barrios ante el sistema ejecutivo y centralizado que por lo menos hasta el presente predomina en nuestra Alcaldía.
Si hay algo que perjudica, retrasa y entraba el crecimiento de los barrios marginales es justamente el centralismo de las tareas de servicio que además se concentran, por así decirlo, en un par de edificios centrales de la comuna, donde por un lado una decena de personas se atribuye cierta potestad que legalmente no posee para dilatar indebidamente la atención a los problemas de la vecindad. Por otra parte, a pocos metros de la anterior instalación se ubica propiamente la Alcaldía donde caen todos los problemas, que en una primera instancia deben ser atendidos por la autoridad ejecutiva.
En el orden regular de la solución que merecen los planteamientos vecinales muchos casos son desconcentrados hacia las oficialías municipales, pero no siempre para encarar arreglos inmediatos, lo que comienza a generar el descontento de los vecinos que ven postergados sus anhelos y retrasadas las posibilidades de mejorar las condiciones de vida en la periferia citadina.
De eso se trata, no hay vuelta de hoja. Los vecinos lo que quieren es una buena atención a los barrios, que las urbanizaciones en la medida que se instalan y crecen puedan tener servicios básicos, agua, alcantarillado, luz y calle accesibles, después la habilitación de áreas verdes, parques y otras ventajas propias del desarrollo de las ciudades pujantes.
Es prácticamente imposible que una autoridad quiera solucionar los problemas de una ciudad como la nuestra que está en permanente crecimiento. El asunto se complica aún más si no existe adecuada coordinación de trabajo y de servicios entre las partes del Gobierno Municipal, es decir, el Concejo que debe legislar y la Alcaldía que debe ejecutar, además del trabajo dinámico y práctico de un personal de apoyo con suficiente capacidad y condiciones para sortear dificultades y atender múltiples requerimientos.
Aquí viene la necesidad de alcanzar “una especie de descentralización” de las tareas iniciales que se cumplen a nivel central y que producen una marcada demora, especialmente burocrática, para avanzar en materia de soluciones. Esa tarea inicial muy bien podría cumplirse en las subalcaldías de distrito, donde se procesarían los requerimientos para priorizar aquellos que deben ser atendidos con urgencia y que llegarían al ejecutivo municipal mínimamente con un diagnóstico de situación y un plan de sugerencias concretas para que resulte más fácil la atención a los planteamientos vecinales, que correspondan a una determinada subalcaldia, cuyo ejecutivo sea además responsable de la formulación que realice ante las autoridades superiores del Municipio.
El sistema de la desconcentración de servicios ha tenido buenos resultados en otras ciudades donde se han hecho avances significativos y por supuesto que se hace necesaria esa aplicación en el municipio local. Lo importante para garantizar efectividad y transparencia de servicios será que las o los subalcaldes sean ciudadanos de reconocida trayectoria en el barrio con ascendencia entre los vecinos y que especialmente no tengan compromisos
políticos, ni reciban presiones partidarias, única manera de avanzar desde los barrios hacia el centro, como corresponde y no a la inversa que demora mucho.
Fuente: LA PATRIA
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