Son muchas las obras que han quedado inconclusas y que corresponden a la anterior administración de la Prefectura de Oruro, lamentablemente sin que nadie en absoluto ponga las cosas en orden y se pueda responsabilizar a quién o quiénes hicieron mal uso de los recursos públicos, defraudando la confianza de la población que todavía espera contar con proyectos viables para mejorar las condiciones de adelanto urbanístico de la ciudad y el departamento.
Por lo que se sabe hay fuertes inversiones que se han hecho principalmente en proyectos viales, de los cuales a la fecha la mayoría están en observación, fuera de cronograma y en algunos casos inclusive han “entrado en paulatino deterioro” por falta de continuidad y mantenimiento.
Hay el caso de una obra por la que se desembolsó un adelanto y hasta se pagó por avance de obra, cuando en la práctica la misma ni siquiera comenzó y en la actualidad hay que replantear el caso, pero parece ilusorio pretender recuperar dineros que se pagaron por un a supuesta obra de la que se colocó tan sólo la piedra fundamental, que también desapareció.
Sin embargo lo que sale del margen de la legalidad y la comprensión es que la actual autoridad de la Gobernación pretenda cargar al presupuesto anual en vigencia un monto que se utilizaría para concluir la pésima obra del “puente distribuidor” de la Av. del Ejército y Circunvalación, donde una parte importante de la obra de ingeniería no pudo acabarse porque ninguna autoridad pudo sanear la adjudicación de terrenos para construir y habilitar como corresponde lo que denominan “caracoles de tráfico vehicular”.
Se trata de completar un trámite de expropiación “por utilidad pública” del terreno en el que debe construirse la última parte de ese dichoso caracol que no será posible en tanto el propietario no reciba lo que considera un pago justo por su terreno, un caso increíble que demuestra la ineficiencia de nuestras autoridades. Por lo demás la doble vía a Vinto no ha sido concluida, en la actualidad falta obras complementarias en las “rotondas”, no hay adecuada señalización y pese a los reclamos de vecinos se mantiene una jardinera central como si se tratara de una carretera, cuando en realidad son obras en una avenida en la que existen muchas urbanizaciones y los vecinos necesitan pasar de un lado a otro, sin la molestia de trepar a la jardinera, poniendo en riesgo su humanidad o utilizando las aisladas pasarelas que sólo sirven a muy contadas personas.
Hay que encarar los trabajos complementarios, bajo responsabilidad de la actual autoridad que entre otras cosas está obligada a recuperar los fondos que se hayan pagado indebidamente por una obra que según se sabe, habría sido “recibida definitivamente”, cuando tiene graves observaciones, que deben ser aclaradas dentro lo que establecen los contratos que se suscribieron con el Batallón Militar de Ingenieros y otras empresas subsidiarias que se hicieron cargo de “obras complementarias”.
Vale la pena aclarar que la solución no está en inscribir en el POA de la gestión una suma adicional que sirva para terminar una obra inconclusa que es de absoluta responsabilidad de las autoridades de la que fuera Prefectura orureña, lo que corresponde es que se ejecute a quienes incumplieron deberes y se exija que éstos regularicen – en tiempo perentorio – la conclusión de una obra que como está ocasiona problemas de circulación vehicular y peatonal.
Fuente: LA PATRIA
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