Siempre que escuché esta frase “divide y reinarás”, asocie con una acción falta de ética, inmoral y de los derrotados que resulta ser además una consecuencia de la inseguridad de las personas que quieren tener el poder de gobernar y están dispuestas a todo con tal de imponer su autoridad, desconociendo que la autoridad se gana con respeto y respetando los derechos de los ciudadanos, no con autoritarismo.
Cuando no se sabe y no se puede gobernar, no se puede exigir que el pueblo obedezca ciegamente y sin cuestionar, con mayor razón si son vulnerados sus derechos y ahora sus libertades por quienes están a cargo de “resolver el conflicto del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS)” y estimulan al enfrentamiento para justificar una intervención policial que busca poner fin a la marcha de los indígenas que llevan recorriendo más de 200 kilómetros en casi 20 días de forzada y penosa caminata.
En un tiempo estuvo de moda, por así decirlo, la frase “divide y conquista”, versión que se le atribuye al emperador romano Julio César, aunque en ninguno de sus escritos de la historia y el Derecho Romano se cita, siendo más bien reconocida la máxima política “divide y reinaras” de Nicolás Maquiavelo, inscrita en su libro “El Príncipe”, donde sugiere que la mejor forma de obtener y mantenerse en el poder es sembrando la intriga entre quienes gobiernan para lograr su separación, en este caso sale a relucir el cinismo como actitud indispensable en las labores del gobierno para aplicar la “receta maquiavélica” entre indígenas y colonos del Tipnis.
Así la actitud de los gobernantes de nuestro país se ve facilitada cuando luchan por mantener el predominio del poder, con sus más usuales prácticas de empoderamiento, siguiendo fielmente a Maquiavelo, fundador de la ciencia política, cuando recomendaba a los señores feudales, que se los conocía como príncipes, que conductas deben asumir sobre sus súbditos y sobre los nuevos súbditos producto de sus conquistas.
Entonces la lucha por el poder obliga a los gobernantes “a ofender a sus nuevos súbditos, con tropas y con mil vejaciones que el acto de la conquista lleva consigo” en la búsqueda de tener el poder pleno y el control total, sin importarles nada para llegar a cumplir ese deseo, así se tenga que aniquilar a los pobres e indefensos indígenas que lucha por su territorio y rechazan que circule por el corazón del Tipnis el segundo tramo del proyecto vial que une Cochabamba con el Beni, empero sin oponerse a la construcción de la carretera que podría ejecutarse con un desvío que garantizará la preservación y conservación del parque natural de Isiboro Sécure.
La situación que se vive en la denominada “zona de conflicto”, donde los colonos amenazan con intervenir la marcha y los indígenas realizan su protesta de forma pacífica, es resultado de las acciones de funcionarios del gobierno que apoyan el bloqueo de la carretera para impedir el paso de la marcha indígena, generando un clima hostil y de preocupación en Yucumo, más todavía cuando las organizaciones interculturales amenazan con organizar una contramarcha a partir de este lunes.
La amenaza contra los indígenas marchistas es permanente, porque no sólo son sitiados por miembros de otras organizaciones territoriales, sino que ellos están en fuego cruzado por encontrarse a menos de un kilómetro del cerco policial y a más de siete kilómetros de la población de Yucumo, donde los colonizadores les amenazan y están en franca actitud de incitar a la violencia.
La hostilidad con los marchistas llega al extremo que ni siquiera les permiten recibir agua potable y alimentos como ocurrió ayer cuando representantes del Foro Boliviano del Medio Ambiente (Fobomade) fueron detenidos en la población de Yucumo, donde miembros de los colonizadores y otras organizaciones que dicen ser propietarios de las tierras, les negaron continuar su recorrido hasta Limoncito donde descansaban los acorralados indígenas que luchan por su tierra y su territorio.
Mientras eso ocurre con los indígenas, el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma, que se identifica como indígena y declara ser fiel defensor de los derechos de los pueblos originarios, inició una gira por Venezuela para visitar a su mejor amigo, el comandante Hugo Chávez, a quien fue expresar su solidaridad y aliento para que se recupere, en una visita calificada de solidaria y familiar por el mucho respeto y admiración que tiene a Chávez.
El presidente Morales acompañará a Cuba a su homólogo venezolano, Hugo Chávez , para que reciba el cuarto ciclo de quimioterapia contra el cáncer que padece, antes de ir al foro de las Naciones Unidas donde seguramente hablará a nombre de los indígenas como ocurre siempre con quienes tienen el usufructuó del poder para beneficio propio, sin descartar que la obra de Maquiavelo es clara muestra y una radiografía del poder que ejercen los gobernantes de la antigüedad hasta nuestros días; donde anuncian una lucha abierta por la defensa de la política y la libertad y están siempre sembrando el odio, el autoritarismo y la guerra. Por eso me inquiero: ¿Quién está detrás del trono? Ojalá lo sepamos pronto.
(*) Periodista.
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